Thursday, April 28, 2005

 

I´m a slave for you

Lamento a estas alturas de mi cultura general parafrasear a Britney Spears, sin embargo, responde fielmente a mi sentimiento actual.

Siento que debo poneros en antecedentes:
Erase un cálido día primaveral. Lucía el sol sin pudor y a sus rayos primeros brillaban las lápidas nuevas. Andaba mi abuela entretenida en su ofrenda floral a familiares cuando a mi encuentro llegó, rauda, una gatita huyendo de un hombre que la perseguía con intenciones no muy loables así proclamaban sus ojos.

Este, avergonzado de su actitud, desapareció de mi presencia antes de que pudiera interrogar su origen y una vez solas, acaricié repetidamente su cuerpecillo mientras ella trepaba confiadamente a mi cuello escondiéndose tras mi pelo, emplazamiento geográfico de mi corporalidad en el que, he descubierto, adora resguardarse.

Mi hermana y yo siempre hemos crecido en contacto con gallinas y patos y hemos sido de tocar todo animal de la creación que estuviera a nuestro alcance y así, para disgusto de nuestra madre que tuvo que deshacerse de ellos, llevamos a casa: caracoles, un ratón, un erizo, gorriones, peces...

Era de preveer que temiera por la suerte de tan cariñoso animal en el camposanto, lugar que no es conocido por la abundancia de comida para gatitos. Ella parecía extraviada, me seguía, me miraba con esos ojillos de:"estoy solita en el mundo, mírame, soy taaaan bonita, sólo tú me puedes rescatar" Y no sé cómo, unos minutos más tarde, conducía a casa con la gatita acomodada en mi regazo.

Mi marido, aunque "gatero de pro", me recordó la gran responsabilidad de traer un animalito a casa porque por motivos laborales no podemos hacernos cargo a medio plazo aunque yo juré que era hasta que le encontráramos un buen hogar (Por cierto, ¿alguien quiere una gatita preciosísima de unos tres meses con ojitos azules de mirada que derretiría a las mismas piedras, blanca con rayitas marrones tostadas como si se hubiera metido en un cuenco de café? Es muy lista, cariñosa y limpia).

La gatita sin nombre (para limitar el ya gran cariño que le tenemos antes de desprendernos de ella) le ha declarado guerra abierta a las cortinas, y es dificil no sonreir cuando jugando se ve a una cosa chiquitina arqueando su espalda para atacar mi zapatilla como un tigre en miniatura o cuando, perfecta equilibrista, resuelve cada día un poco mejor los problemas a la hora de saltar de un sillón a otro, a la maceta, a un montón de libros o al bulto más próximo (que a menudo se trata de mí).

Estoy pendiente de su bienestar, juega conmigo hasta mi extenuación y cuando se agota se acerca a mí para que la tome en mis brazos y poder echarse una siestecita en ellos, se deja llevar por el sopor mirándome fijamente mientras le acaricio al suave rumor de su ronroneo como banda sonora.

Si estoy fuera de casa no hablo de cosa alguna que no sea de ella, me preocupo de qué hará y me hace boicot cuando vuelvo por haberla dejado sola tanto tiempo, finge indiferencia aunque me sigue a todas partes porque quiere compañía y durante un buen rato no deja que la toque como castigo a mis abandonos temporales. Bebe y come a placer, tiene en el poco tiempo que lleva en casa casi su propio ajuar, maulla cuando quiere algo de mí sabedora que me falta tiempo para satisfacer sus caprichos cuando oigo su dulce maullidito y aun ahora, subida en la mesa del ordenador, busca mi mano para jugar y pisa con sus cortas patitas las teclas cuando me descuido.

¿Cómo un animalito de unos tres meses hace de mí lo que quiere? ¿Cómo es que me ha adoptado ella a mí? ¿Cómo se erigió en mi dueña y señora?
Si no le encuentro una nueva casa será mi fín.

Un besito con fresas con nata.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?