Monday, December 25, 2006

 

Morir, dormir...tal vez soñar

Haciendo zapping encontramos un reportaje sobre una web que recopila sueños premonitorios ya que, aparentemente, algunas personas son capaces de soñar con catástrofes de todo tipo poco antes de que ocurran con todo lujo de detalle.
Esta web, imagino, almacenará esta información con vistas a evitar desgracias o aminorar sus efectos puesto que hay suficiente material conservado de experiencias previas en que se demuestra de algún modo que hay personas especialmente sensibles a adelantarse oníricamente a eventos terribles.

-Espero que tú no tengas ningún sueño de estos- Me dijo Peter mirándome medio en serio, medio en broma mientras yo me acurrucaba en el sofá.
No era un comentario baladí. Él sabe que yo tengo frecuentes pesadillas terroríficas desde siempre. Sueños algunos que me llenan de angustia incluso cuando los rememoro. Afortunadamente para todos, mis visiones nunca se materializan. Muchas veces me muerdo la lengua cuando cuento lo que he visto tan claramente como la luz del día a mis amigos, ya que no creo que agradecieran que les dijera:
-soñé contigo, llevabas una hacha clavada en el pecho pero, chico, no te ofendas que no es nada personal, que me caes bien, de verdad-
Las atrocidades que aparecen en mis noches no sobrepasan el canto histriónico de mi despertador.

Creo se debe a que a mí me da miedo todo pero como soy una persona práctica no dejo que eso me bloquee para hacer cosas. Entonces mi terror se concentra y me golpea con virulencia una vez presa de la almohada.
Es curioso el subconsciente. Selecciona ciertos aspectos de la vida que nos pasan desapercibidos mientras pasa de puntillas por otros que en la vida diaria nos asustan más. A mí por ejemplo me aterroriza volar en avión (y sino que se lo pregunten a Peter o a las azafatas que me sufren) pero nunca he soñado con nada relativo a algún desastre aereo.

A pesar de que tengo gran variedad de temas de los que mi mente transforma por la noche en barbaridades tengo un ranking entre mis pesadillas recurrentes por orden de frecuencia:

1-Alguien me persigue a mí, o a mí y mis seres queridos para matarnos. Estamos en un recinto cerrado (como un barco o un lugar cerrado a cal y canto) y me paso la noche corriendo como una loca intentando huir y viendo como mis seres queridos mueren poco a poco. (Nivel de angustia del 1 al 10: 9) Tengo que leer menos a Agatha Christie y ver menos pelis americanas de terror.

2-Me ahogo en el mar. (Nivel de angustia del 1 al 10: 8.5) Ya se lo que dice Freud de esto pero mi relación con mi madre no es mala.

3-Estoy en pelota picada delante de la gente y paso mucha verguenza pero en realidad no debería preocuparme tanto puesto que a los demás no parece molestarles. (Nivel de angustia del 1 al 10: 7)

4-Me llaman del instituto en que estudié y me avisan que reclasificando archivos se han dado cuenta de que tengo suspendidas las matemáticas y tengo que volver a cursarlas. Entonces me meso los cabellos y grito por la casa: -NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO- (horrible, horrible. Parece TAN real. Me levanto con los pelos de punta)(Nivel de angustia del 1 al 10: 10)

Contadme un poquito vosotros cual es vuestra peor pesadilla que soy muy curiosona.
Felicísima Navidad con aquellos que os quieren. Brindaré muy a gusto a vuestra salud.


Besos de amantes que no se han visto en una temporada.

Friday, December 22, 2006

 

Decoración navideña

Hace días que decoramos la casa con adornos navideños. Este año nos hemos contenido porque lo cierto es que es una lata ir recogiéndolo todo una vez acabadas las fiestas para que nada se extravíe ni se rompa. Así que este año nos hemos limitado a nuestro arbolito de plástico tamaño mascota, un calcetín con una ratón, una corona en la puerta y tres belenes.

Sí, he dicho TRES belenes. En realidad creo que tenemos alguno más por ahí pero estos son nuestro favoritos: uno ecuatoriano con figuritas de barro que nos regaló mi hermana. Uno que está compuesto por osos (incluso las ovejas, la mula y el buey son osos difrazados) que compró Peter en USA y un tercero que nos regalaron los padres de Peter.

El problema con este último nacimiento es que el niño Jesús da mucho miedo. Le falta un brazo y tiene la cara desdibujada así que solo se distinguen unos ojos muy grandes en un rostro desfigurado por lo que parece más un alienigena que un bebé y cada vez que entro en casa me da un escalofrío.

Hoy he decidido acabar con esta situación y he comprado otro niño Jesús en la tienda de abajo y sólo en casa descubrí que este niño nuevo está tuerto (Le pintaré el ojo tan pronto encuentre un rotulador negro). El dilema es que soy incapaz de tirar el Jesusito viejo. Yo es que me encariño con todo, además ¿no sería un poco sacrílego tirar la representación de Jesús a la basura? ¿Qué hago?¿Lo entierro en una maceta?
Los he puesto juntos en la cuna para que se hagan compañía. No se corresponde mucho con los datos históricos pero Peter me perdona todas mis excentricidades, mis amigos ya saben que de vez en cuando hago cosas raras y seguro que el niño Jesús de verdad hubiera agradecido otro Jesús clónico con quien jugar en el establo en vez de tanto pastor y rey mago que a fin de cuentas seguro que hablaban de las cosas de adultos y el pobre se aburriría como una ostra.


Un abrazo brillante de espumillón y un beso con canela.

Saturday, December 09, 2006

 

Me duele la cabeza, mami, no quiero ir al cole

Ya, ya, Os he tenido abandonaditos a vuestra suerte en este cibermar de cosas raras.
Pues que sepáis que he estado malita, con un catarrazo que solo ha dado muestras de remitir recientemente.
He tenido más virus entre pecho y espalda que los que tienen los ordenadores del ciber donde habitualmente dejo mis crónicas.
Entre toses, estornudos, mareos, dolores de cabeza y fiebres varias no estaba yo para muchos trotes. Sobrevolando la primera evaluación no ha lugar a coger una baja, aunque más me valdría haberme marchado a casa porque a menudo me mareaba, perdía el hilo de lo que estaba diciendo, y metía la pata por algún lado.
Normalmente eso no sería un problema porque no me presta nadie en clase mucha atención que digamos pero basta que un día me encuentre mal y cometa algún fallo para que haya algún alumno "de guardia" atendiendo al que le falta tiempo de decir:
-Oiga, ¿pero esta frase no debería ser de otra manera?-
Si no fuera porque ya utilizo mi último hálito de vida para tenerme en pie le tiraría un borrador a la cabeza.

Tienen los alumnos un radar especial para estar todavía más enredadores si cabe cuando un profesor está bajo de energía.
Lo tengo más que comprobado:
¿Tienes dolor de cabeza? ese día casualmente tendrán exámen de flauta y van desafinando como un coro de demonios anunciando el juicio final.
¿Pierdes la voz? Ve aprendiendo lenguaje de signos porque ese día te obligarán a gritar para hacerte oir.
¿Te mareas y te cuesta concentrarte? Ese día querrán que les expliques el funcionamiento de un reactor nuclear, y de paso, qué es eso de La Santísima Trinidad. Temas, por supuesto, que no tendrán que ver con lo que des pero así son las reglas del juego.

Como si no hubíera bastante con todo el trabajo extra de corregir, preparar exámenes, adaptar la asignatura a los diferentes niveles de los alumnos con dificultades de aprendizaje y demás blablablás.
Es como controlar un circo de tres pistas con elefantes, leones y caballos con una cuchara.

Hace poco, una jaqueca rebuscaba con ansiedad en el forro de mi bolso cualquier rastro de una aspirina miestras en mi clase de 1º de ESO parte de las alumnas se dedicaba a cantar una canción que se habían inventado, otros se peleaban sobre la posesión de un bolígrafo, otros comentaban las mejores jugadas de la temporada futbolística y otros simplemente aullaban por razones desconocidas. En vano intenté hacerme con las riendas de semejante escándalo. Ni prometiéndoles actividades más entretenidas, ni amenazándoles con traer polonio a clase o hacerles un tatuaje con un cuchillo de cocina.
Intenté rellenar un informe cuando una chiquilla vino a mi mesa.
-¿Este gato lo tengo que pintar negro?-
-Sí, la frase dice: "a little black cat", tienes que pintarlo negro- respondí volviendo a mi trabajo.
-pobre gato, ¿por qué tengo que pintarlo negro?-
Levanté los ojos sin ganas pero respondí con dulzura.
-Los gatos negros también son bonitos, la frase dice "un gato negro", píntalo negro-
-El mío es atigrado-
Fingí no oirla con la esperanza de que volviera a su sitio.
-Los gatos son muy territoriales, el mio hace pis por todas partes-
-Ah-
-Ayer se cayó de la mesa y se dio un golpe tremendo, me reí, así aprenderá-
-Vale, muy bien, vuelve a tu mesa y pinta el gato-
-Mi gato se hace pis en los cables-
-No me digas-(suspiro)
-Mi gato también muerde los cables y a veces los pela-
-Pues como tu gato siga mordiendo cables y haciéndose pis en ellos cualquier día de estos tendrás gato frito ¡hala! vuelve a tu sitio-
La niña me mira horrorizada. Nota mental: "Dalia, controla lo que dices a estos críos que son muy sensibles". Voy a la sala de profesores y pedir que me rematen como a los caballos.



Besos con labios de seda y terciopelo. (Esta despedida os la dedico a todos y especialmente a mi querida amiga Rut)

Wednesday, December 06, 2006

 

Una semana rutinaria

Una mañana cualquiera:

Los adolescentes de 1º de BAC tienen el día hablador, como siempre. Uno de ellos, en lugar de hacer el ejercicio que he pedido 15 veces, raya en la mesa a pesar de que no tiene nadie sentado delante y le veo.
- No escribas en la mesa- le pido
Él me oye pero ni siquiera para un segundo para disimular, no deja de rayar la mesa.
-Te he dicho que dejes de escribir en la mesa-
-¡Déjame en paz!- me dice con la cara de desprecio con la que me mira desde principio de curso y muy malos modos.
Le envio a jefatura pero me pongo en su lugar y en el fondo lo entiendo, soy mala persona, ahí están mis escolares dedicando tranquilamente su mañana a sus cositas de adolescentes: charlar en voz alta, reirse a carcajadas, tirarse cosas, coquetear, dibujar en las mesas... y voy yo y pretendo dar clase y que trabajen, con esa actitud que tengo no me los voy a ganar nunca.

Los chavales de 1º de ESO se están arrojando todo tipo de objetos entre ellos, dudan un momento sobre si detener su actividad cuando llego yo, resoplo, emito un par de alaridos para que se sienten. Al momento gotean unos cuantos alumnos por mi mesa hablando al unísono:

alumno 1-profesora, mírame el cuaderno-
alumno 2-profesora, a mi primero-
alumno 3-profesora,¿hoy qué vamos a hacer?-
alumno 4-profesora, Fulanito me ha metido el cuaderno en el ojo-
alumno 5-profesora, sí, pero él antes me había tirado el estuche-
alumno 6-profesora, quiero ir al baño, me estoy meando-
alumno 7- profesora, me he olvidado el libro el casa-
alumno 8-profesora, a Menganito se le ha explotado el boli y me ha manchado la cara y la ropa-
alumno 9-sí, profesora, pero ha sido sin querer-

Pongo orden como puedo, ejerzo un par de veces de Juez Salomón sobre la propiedad de objetos en la clase, explico como puedo el presente simple intercalando comentarios de tipo: -Fulanito, deja tranquila a tu compañera-tú, suelta esa cartera que no es tuya- tú, tira el chicle-tú, calla-y tú, deja de hacer lo que quiera que estés haciendo-

La clase siguiente tiene alumnos dos años más mayores pero tampoco me dan respiro. Hoy la diminuta clase que tenemos huele mal, ignoro si se debe a una tubería rota, algún chaval con aerofágia o una bomba fétida, no podría definir de que está compuesto ese olor nauseabundo que aparece y desaparece a oleadas. Los chicos se pasan la hora protestando, quejándose, gritando. En mi cabeza sus voces resuenan como un coro de almas en pena purgando en el infierno.

-profesora, riete con nosotros- dice uno pero no estoy de humor

-profesora, te vamos a traer un porro para que te relajes- dice otro mientras sus amigos asienten con la cabeza. Finjo no haberles oido, ahora mismo no tengo ganas de perder el tiempo con una perorata.

La última clase de la mañana es otra losa más en mi ánimo. Siguen saliendo tantos gritos, amenazas de todo tipo e insultos por mi boca como para que un médico me diagnosticara sindrome de Tourette sin dudarlo. Y aún me queda la tarde. Afortunadamente no me ha tocado hacer guardia en la clase en la que los alumnos tocaban todos desafinadamente la flauta, hubiera tenido que pedir la baja médica después (o hubiera asesinado a alguno).

Me he comprado un complejo vitamínico para conseguir llegar al final de la mañana con energía pero tras leer el prospecto resulta que tiene tantísimos efectos secundarios físicos y psíquicos que es absolutamente necesario estar sana y llena de vitaminas para poder tomarme el medicamento sin que me siente mal ¿pero entonces para qué lo necesito?

Justo cuando me estoy planteando que tal vez no sería mala idea un cambio en mi orientación laboral viene al departamento una alumna mía de hace dos años a agradecerme que gracias a mi nota le concedieron una beca con la que pudo estudiar un verano en Canada y al día siguiente, uno de mis grupos de alumnos de 3º declaran a mi llegada:
-Profesora, en "tu honor" hemos tirado al chaval más pesado de la clase a un seto-
y antes de que pueda reaccionar con un "pero mira que sois animales" la victima relata alegremente que así es, que cuando le han tirado al seto ha ido poco a poco resbalando hasta el suelo. Bueno, si el objeto de la agresión no se siente ofendido en absoluto por tan original muestra de afecto de mis alumnos hacia mi supongo que me puedo relajar un poco.
Como broche final, Fran, mi alumno más divertido y con el corazón más grande que tuve el curso pasado me ha escrito un mail con el que casi me muero de risa. Es como si el alumnado en general hubiera adivinado mis intenciones de abandonar.

-Aguanta un poco más-me digo- aguanta este curso antes de tomar una decisión de ese tipo-.
Y por mi cabeza van pasando todos y cada uno de los alumnos con los que he psado momentos tristes, alegres, emocionantes... En el fondo sé que no puedo dejarlo, debe ser el síndrome de Estocolmo.



Un abrazo largo e intenso, que es lo que más me gusta en este mundo.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?