Tuesday, October 16, 2007

 

De maldiciones y confusiones

Me encanta estar aquí ya caída la tarde. Las cadencias del violoncello de la profesora de música atraviesan su aula para acariciar y sosegar mis nervios mientras preparo mi próxima clase en la sala de profesores. Nada que ver con el griterío y bullicio matutino que amenaza con tragarnos y no dejar de nosotros ni la raspa.

Esta misma mañana mis chavales no estaban más pesados de lo que acostumbran, ni sus cuitas mayores. Quizás era yo la que extenuada por la vitalidad que les sobra a estos críos que bien querría yo para mi pero eso es de las pocas cosas no contagiosas en un instituto.
Por lo que fuera, hoy no he tenido fuerzas ni para discutir a pesar de que la clase de los pequeños sigue en su pugna por llegar al insulto perfecto y ha pasado de los insultos en rumano que sólo ellos (y los ciudadanos rumanos) entienden para pasar a expresiones como:

-Eres gordo, eres feo, a tí te han hecho con fecundación asistida-
Y en mitad de la batalla dialéctica en la que a duras penas podía yo mediar, la chica más formal de clase se ha vuelto airada a devolver algún comentario malintencionado que me he perdido y con unos ojos iracundos que daban terror ha dicho con una terrible frialdad:

-Ojala se te coma una oveja-

A ver quien es el profesor competente que en ese momento mantiene la seriedad y no se rie con tamaña maldición. Tampoco se si voy a volver a ver una oveja de la misma bucólica manera en que lo hacía. Las miraré de reojillo por si tienen intenciones ocultas.

Al menos no ha pasado lo que a una compañera en la clase de al lado en la que un alumno se ha metido un lapicero en el ojo. Tenía un lapicero, un ojo y el aburrimiento hizo el resto. Es cierto que la ociosidad es la madre de todos los vicios. Esperemos que no le haya pasado nada serio.

Tampoco ayuda darse cuenta que alumnos y profesores ya no coincidimos en referencias culturales. En mi clase de alumnos de 14 años, estos tenían que completar frases que hacían referencia a personajes famosos y añadirles algún adjetivo referido a la apariencia física: rubio, moreno, alto, bajo, delgado...

La frase en cuestión era: Marilyn Monroe was...............
Lo obvio es que respondieran que Marilyn era rubia (blonde), el problema es que la mitad de la clase no sabía quién fue Marilyn y la otra mitad respondió Marilyn Monroe was dark haired
-Dark haired significa morena ¿Marilyn Monroe era morena? ¿Pero sabeis quién era Marilyn?-

-Claro, profesora, el tio ese con los ojos raros que debe ser drogadicto-

-Ese es Marilyn Manson. ¡¡¿¿Habeis confundido Marilyn Monroe con Marilyn Manson??!!-
Miradas de confusión como única respuesta.
Definitivamente el libro está desfasado. Me temo que yo también.
Pero me dejaré llevar un poco más por esta deliciosa música antes de entrar a mi clase con adultos y mañana será otro día.


Ligeras cosquillitas en el cuello con el borde de las uñas.


ULTIMAS NOTICIAS SOBRE EL ALUMNO ACCIDENTADO: Le han tenido que operar, le han puesto siete puntos y casi pierde la vista.


Saturday, October 06, 2007

 

Como un jarro de agua fría


Mal que me pese, ya no soy joven o no tan joven como antes al menos. Mi cuerpo acusa cada rocecito, cada pequeña corriente de aire, cada menudencia que antaño me perdonara. No somos nadie.




Nos hemos cambiado de piso en Teruel. Nuestros antiguos compañeros de piso son gente agradable aunque uno de ellos se baste y se sobre solo para acabar con la mitad de agua y electricidad de toda la ciudad y me resistía pensando en el mayor desembolso económico que supondría tener una parcela más de intimidad. El nuevo pisito de alquiler, sin embargo, nos enamoró; renovado, luminoso, acogedor, recién pintado... un caramelo, vamos, hasta traía extras que ni soñábamos, como ducha con hidromasaje. Cinco minutos nos costó tomar la decisión. Uno no duda en el amor a primera vista ¿no?



¡Ah! Pero hete aquí que tan atractiva apariencia nos aguardaba un secreto oculto. El agua caliente no funcionaba. detalle que apercibí una vez asaetada con las heladas agujas de agua. Salí aterida de la ducha con los dedos casi entumecidos.



-Esto funciona, lo que pasa es que no lo saben enchufar- dijo el fontanero



Un par de infructuosas y gélidas duchas más tarde, toquiteando botones el citado fontanero sentenció:



-Esto va a ser la caldera, hay que ponerle una pieza que vale un potosí-

-Pero si la caldera está nueva, estaba sin estrenar-

-Vamos a hacer un apaño, ustedes dejan caer el agua de la ducha unos 45 segundos y el agua saldrá caliente pero eso sí, no cierren el grifo ni para enjabonarse porque sino el agua saldrá fría de nuevo-




Probé esta nueva técnica al día siguiente con el temor que impone enfrentarse a la ruleta rusa. Y como pronosticó, cuarenta y cinco seguntos más tarde el agua salía caliente, hirviendo más bien, aparté un momento mi cuerpo para evitar quemaduras de tercer grado, lo justo para evitar ampollas y el agua caliente que pareció asustarse de mi brusco movimiento y desapareció para nunca más volver dejándome con todo el pelo enjabonado.


Varios experimentos infructuosos más tarde tuvimos al fontanero de nuevo como visita non grata. Hablaba de cambiar el grifo y escuchamos de su boca una nueva técnica para conseguir agua tibia; esta vez debíamos tener abiertos totalmente tanto el grifo del lavabo como el de la ducha sin cerrarlos ni un segundo para enjabonarnos. Me aterrorizó pensar en la cantidad de litros de agua limpia que se desperdiciarían, sin contar la factura de agua que nos iba a llegar.


Sin éxito alguno, ya en la farmacia compré champú en seco para momentos desesperados.


Casualmente, ese fin de semana teníamos que ir a Alemania a asistir a la boda de un amigo de infancia de Peter. Bajo una tromba de agua que no tenía nada que envidiar a las tormentas tropicales llegamos empapados al aeropuerto. Sequé como pude mi pelo en el secador de manos del servicio de señoras sólo para comprobar un rato más tarde que los vuelos baratos carecen de pasillo que acceda al avión o autobús que te acerque al avión así que vuelta a la lluvia torrencial. Todo el pasaje estaba calado hasta los huesos una vez en el aparato. La sola idea de volar con la ropa mojada durante un trayecto donde no faltaría el aire acondicionado nos amedrentó a todos y aquel que tenía algo de ropa en el equipaje de mano se cambiaba de ropa discretamente en el avión incluso yo me quedé en sujetador en un momento para ponerme un jersey menos húmedo con la complicidad de la azafata que me tapaba para evitar miradas curiosas. Así sólo me vieron seis personas, muy divertidas por el acontecimiento, dicho sea de paso y este hecho invitó a más personas que decidieron tomar ejemplo organizando un strip-tease a bordo más o menos general.


Durante el baile el dolor de riñones me obligó a abandonar la fiesta. Una cistitis aprovechó de tantos días de agua helada y mojadina para apoderarse de las defensas de mi pobre cuerpo que ya tenía bastante luchando con un resfriado del cual, al día de hoy, todavía campa a sus anchas en mi garganta y en la de Peter. Eso sin contar la semana tan mala de dolores provocados por las incómodidades que proporciona mi género mensualmente.


Y todo por no tener agua caliente.


El fontanero aparentemente ha arreglado por fín el problema del calentador. Y la dueña del piso se siente tan culpable de nuestras aventuras acuaticas que este mes no nos cobrará el agua. Un detalle.

Una amiga me ha dicho a tenor de mis cosillas de salud:
-Chica, estás hecha un asco, yo que tú iría unos días a un balneario-
No quiero ver tanta agua ni de lejos.



Besos que quitan la sed atrasada de afecto



Thursday, October 04, 2007

 

Vuelta a empezar

La diosa Fortuna en colaboración con el departamento de educación y ciencia han tenido a bien enviarme a Teruel este curso para que lleve conmigo todos mis conocimientos y sabiduría y los comparta a tutiplén con mis alumnos. Otra cosa es que los alumnos se dejen enseñar pero eso ya es otro tema.

Teruel me gusta. El ritmo de vida es más pausado que es justo lo que me pide mi cuerpo serrano en este momento, eso no quita para que en ocasiones tenga la impresión de estar educando a una clase llena de gremlins.

Echo la vista atrás a mi última clase. Mientras el alumnado está presto a recibirme entre alaridos y persecuciones, el compañero que me precede ya me advierte que ese día están incluso más nerviositos de lo habitual y que deje las ventanas abiertas porque hay un alumno que no es muy conocedor del uso de la ducha.

La clase hiede. Lo cual no es algo que me sorprenda ya que uno de los críos tiene por costumbre pederse repetidamente a pesar de protestas de sus compañeros. No sé muy bien cómo enfrentarme al asunto ya que no estoy segura de si el estudiante en cuestión tiene algún problema de salud o simplemente es un maleducado impenitente. Le quito importancia. Lo prioritario es que se sienten y no se insulten, al menos durante cinco minutos.



-Profesora, Fulanito me está insultando en rumano-

-Profesora, él me había insultado en rumano antes-

-¿En rumano? ¿Alguno de vosotros es rumano?-

-No, los rumanos de nuestro pueblo nos han enseñado insultos en rumano-

-Entiendo. Dejad de insultaos-

-Profesoraaaaaaaaaaaa, Fulanito me ha vuelto a insultar en rumano-

-Si no parais de insultaros en cualquier idioma os voy a poner una amonestación en castellano a los dos y vais derechitos a jefatura-



Al mismo tiempo, otros tres alumnos se entretienen en tirar los efectos personales de sus amigos por la ventana. Por todas partes oigo que me llaman:

-Profesoraaaaaaaaaaaaa, que ya he acabado-

-Maestraaaaaaaaaaaaaa, que me no sé hacer esto-

-Oye, tú, quita de la pizarra que no veo-

-Profesora, profesora, profesoraaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, que me meo-

-Profeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee, no tengo boli-



Incluso los alumnos más formales están sobreexcitados y se pasean por la clase buscando Australia en el mapa de Europa por razones desconocidas y los dos pesados del principio aprovechan que no puedo clonarme para controlar el escándalo y vuelven a provocarse dedicándose todo tipo de adjetivos calificativos de connotación negativa que conocen para pasar sin más dilación a mentarse las madres. Necesito una tila, o dos.

En la hora siguiente me espera una clase en la cual la mitad de los alumnos o bien ha repetido curso o pasa por imperativo legal y en la que algunos de ellos han decidido ser objetores de mi asignatura para lo cual vienen a clase sin material alguno salvo unas inagotables ganas de acabar con mi paciencia. Sin embargo, pese a sus arduos esfuerzos por sacarme de mis casillas aún no han salido de mi boca exabruptos o descalificación alguna, unicamente unas amonestaciones de nada. Los más osados se apostan a mi paso por el pasillo y hacen comentarios amedrantadores pero no han vuelto a clase. Supongo que como señal de protesta. Lástima que hice mía la frase: "A enemigo que huye puente de plata". Por mí, como si no vuelven. Ellos han renunciado a su derecho a la educación. Mi obligación es defender el derecho de los que sí han decidido ejercerlo.

Pese a mis comentarios, no había tenido un año escolar tan apacible en años. Además, me pienso poner morada de jamón serrano cuando llegue a casa para celebrarlo. Es una pena que no pueda compartirlo con todos vosotros para celebrar lo que probablemente será el breve lapso de paciencia que tengo asignado para este año escolar pero celebraré a vuestra salud. ¡Prometido!



Caricias de las que derriten corazones de piedra.

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