Saturday, April 29, 2006

 

Desvelando enigmas

He conseguido hacer un sudoku. Yo sola. Sin hacer trampas. Y no ha sido tan difícil como yo pensaba y además de los complicados.
Puede que penseis que no tiene mérito, sin embargo, para mí es una inmensa victoria. Desde que empezaron a aparecer en periodicos y revistas los he mirado con recelo, de reojillo, aparentando desinterés porque parecía tarea fácil pero no sabía si sería capaz. Timidamente agarré un lápiz, empecé a pelearme con ellos con la única misión de demostrarme a mi misma que si pueden hacerlo los alumnos también podría yo ¡Qué caramba!

Mi temor viene de antiguo, cuando niña nos hicieron unos test en los que se reveló que mientras yo era bastante normalita en todo e incluso destacaba en temas que tuvieran que ver con las letras, mi capacidad numérica y espacial estaba bajo minimos y esto no era sino fiel reflejo de la realidad. Los números bailaban ante mí tentadores, incluso obscenos, riéndose en un lenguaje cifrado para mi mente.
He odiado toda mi vida cualquier cosa que tuviera cifras y me cuesta Dios y ayuda concentrar la atención en lo que no me gusta. No os podeis imaginar la de veces en las que mirándo fijamente a mi interlocutor yo ando pensando las cosas más absurdas.

Las monjitas decían que yo tenía la "mente dispersa". Recuerdo con cariño que cuando la madre Marisa veía mis libros y cuadernos tapizados de dibujos y las historias que escribía, me decía: " Ojalá utilizaras esa imaginación tuya para el bien" como si yo fuera una heroina que empleara mis superpoderes en naderias en lugar de concentrarlos en los libros de texto.

Mis despistes sacaban de quicio a la profesora de matemáticas que alguna vez trató de ridiculizarme diciendo que pasaba las horas mirando a las musarañas en vez de atender, inasequible al desaliento, me daba nuevos temas para despistarme: ¿Qué sería una musaraña? Con los años me enteré que era un animalillo pero que yo sepa nunca hubo ninguno por clase, sino yo lo hubiera visto. A lo mejor es por eso, que ahora que el enemigo soy yo, si bien soy impaciente con la mala educación y la gente que habla alto suelo pasar por alto a los alumnos que están en la luna por camaradería.

En el instituto mi hostilidad hacía los números no mejoró a pesar de mi profesor el buen señor Querol, que dejaba comentarios graciosos en los exámenes sobre mis resultados más dignos de ciencia ficción que del mundo matemático y me preguntaba encarecidamente cuándo pensaba estudiar a mi me daba verguenza decirle que si que lo hacía, que incluso iba a una academia pero pensé que era más honroso hacerle pensar que si no aprobaba era porque yo no quería.
Tan pronto como pude canjeé matemáticas por griego antiguo y así me va, que mi mente aún circula en pesetas. No se puede luchar contra el destino. En mi ADN viene especificado que los números serán mi bestia negra y que nunca hablaré alemán decentemente.

Hace dos años fui colega de mis antiguos profesores. Era una situación extraña y divertida y el señor Querol, que está próximo a jubilarse presumía de tenerme de ex-alumna aunque mis notas con él siempre fueron desastrosas, a él le daba igual, para él siempre primó la persona a la asignatura.



Besos, tantos como hagan falta para recuperar la alegría.

Friday, April 07, 2006

 

Los "bichitos" de Bichito


¿Os acordais de aquella gatita que encontré en el cementerio?¿Ese animalito zaragozano de nacimiento y alemán de adopción al que bautizamos "Bichito"? (Vease archivo de mayo 2005). Pues en su feliz existencia en un pueblo germano donde está tan consentida y mimada que no tiene ni que desgastar sus siete vidas ha sido recientemente madre amantísima de tres retoños.



Un abrazo de madre adoptiva orgullosa como un pavo.

Saturday, April 01, 2006

 

Bebiendo de la fuente de la eterna juventud

April is the cruellest month, ya lo dijo T.S.Eliot, claro que él tenía otros temas en mente pero a mí me sirve como mínimo para atacar esta nueva entrada de blog. La culpa la tiene mi buzón, que no tiene nada mejor que hacer que escupirme publicidad insultante y amenazante. ¿Para qué sino recibo una carta a mi nombre que me invita a probar- sin cargo alguno, eso sí- unos magníficos e innovadores aparatos auditivos poseedores de un diseño tan discreto que nadie salvo yo sabrá de su existencia y un folleto a mí sólo reservado, me conminaba, con ese vocabulario cordial y familiar que sólo comparto con mis más allegados, a probar un exitoso sistema compuesto de botox que devolverá a mi mirada juventud y belleza perdidas? Mi DNI reza que tengo 33 años, pasé de sentirme die fesche Lola en Der blaue Engel a ¿Qué fue de Baby Jane? en el breve lapso en que abrí mi correspondecia.

Así que gente que no me conoce ha decidido que ya estoy en decadencia... ¿Pecado tal es cumplir años? Malo es tener que sufrir en estas fechas la floración por doquier de gigantes carteles mostrando culos diseñados por ordenador y pantallas de televisión mostrando muchachas más cerca de ser bellos efebos, púberes además. Yo no me siento identificada con ellas y quizás esté mal de la cabeza pero la imagen que me devuelve el espejo no me es hostil todavía.

Cuesta mucho deshacerse de complejos de juventud, ahora que me importan muchas cosas tres rábanos me resisto a creer que somos unicamente el aspecto que tenemos. Es probable que sea muy ingenua pero el día que me entierren prefiero quedar en la memoria de los que me apreciaron por haber dejado más o menos impronta en sus vidas y no porque tuviera los pechos más o menos grandes o tuviera las caderas más o menos anchas.

Collige virgo rosas aparte, si hay un empleo que te obliga a ser humilde y a recordar la brevedad del tiempo es la docencia. Para la mayoría de mi alumnado, sobreexpuesto a incesantes imagenes de perfección irrealizable y rabiosa juventud en los medios, una vez superados los 25 no queda sino esperar la muerte y si encima no tienes marido o hijos te contemplan con lástima: "pobre, ya se le ha pasado la edad"-piensan.
Recuerdo una vez que coincidimos en una clase una alumna y yo con la misma camiseta, ni que decir que ella decidió no llevarla nunca más por no ir vestida como "una señora mayor de treinta años" y en otra ocasión hace ya algunos años en que en una actividad de la lección mis alumnos debían encontrar una foto en el libro del infortunado James Dean.
-¿Quién es ese?-preguntaban confundidos.
-un actor- respondí.
-¿pero blanco o negro?-
-blanco-
-¿Este de la foto? Profesora, este ya le gustaría a usted en sus años mozos-
-¡JAMES DEAN LLEVABA MUCHOS AÑOS MUERTO CUANDO YO NACÍ!-
-Pues sería de las drogas porque tiene cara de viciosete-
...
-Profesora, a usted por su edad le deben gustar los boleros-
-y a tí, por tu sentido común, te debe gustar estar suspendido de por vida-



Un roce de mejilla de suavísimo tacto.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?