Monday, July 28, 2008

 

Metiendo al enemigo en casa

He aquí al culpable de que haya estado en reposo absoluto durante una temporada. Sí, se supone que es lo que parece: una ecografía de un feto y sí, para todos aquellos que no esteis familiarizados con este tipo de ecógrafías, yo tampoco distingo tres en un burro aunque aparentemente el bulto redondo de la derecha debe ser la cabeza.


No será mucha sorpresa para los que me conoceis porque en mis planes llevaba hace tiempo el objetivo de tener un hijo y parece que a pesar de las dificultades previas y actuales esta vez puede que haya más suerte (cruzo los dedos por si acaso).

Algunas de mis amigas han puesto siempre en tela de juicio mi instinto maternal en caso de poseerlo. Yo misma me pregunto que necesidad tengo de meterme en este lio si opino que una mujer no necesita hijos para sentirse plena y tengo una vida más o menos satisfactoria que lo único que va a hacer es complicarse (y mucho) con un bebé. Tengo tantos conocimientos de la crianza de un hijo como de los cuidados que necesita un marciano y mis experiencias laborales con adolescentes son como para cuestionarme seriamente que necesidad tengo de meter al enemigo en casa pero eso son los misterios de las hormonas que se pusieron tercas un día y ya no ha habido manera de hacerles entrar en razón. Creo que el instinto maternal es eso: Un estado transitorio de locura que obliga a algunas mujeres a tomar una decisión trascendental en su vida que a lo mejor no tomarían de estar su juicio en plenas facultades. Así me siento yo al menos.

Y es que, una vez logrado el objetivo inicial de conseguir el embarazo se plantearon serias complicaciones que pusieron en peligro la vida del feto y me condenaban a mi de la cama al sofa y del sofa a la cama en la época de más trabajo del curso.
Montones de ideas extrañas se nos pasaron por la cabeza. Peter observaba con respeto y terror el incipiente bulto como el que teme encontrase un día de estos con Alien (a mi entender la película que mejor representa el miedo a los hijos desde el subconsciente masculino) mientras que yo no me podía quitar de la cabeza la película que mejor representa los temores femeninos en cuanto a comportamientos raros a tu alrededor: La semilla del diablo (Rosemary´s baby) esa excelente y claustrofóbica película de Polansky un año antes de que el iluminado de Charles Manson acabara entre otros con la vida de su esposa y su hijo no nato en un macabro crimen.
En Rosemary´s Baby una jovencísima Mia Farrow interpreta a un joven que se muda con su marido a un edificio y tras saberse embarazada empieza a darse cuenta de que su dulce espera no es tal porque tiene enormes molestias amén de tener que lidiar con unos vecinos amabilísimos pero que la tratan un un celo excesivo y angustioso y un marido al que todo lo raro parece resultarle invisible hasta que un día descubre con horror que todos están confabulados (incluido el marido para conseguir éxito profesional) y ha sido fecundada por el diablo del que espera un hijo.

Y ahí estaba yo que me enteré de mi estado de buena esperanza cuando el noticiero de la tele hablaba de un joven drogado hasta las cejas que decapitó a su madre y se iba paseando con su cabeza bajo el brazo por el pueblo (espero que no sea una premonición).
Conviviendo con un cuerpo con reacciones extrañas que de pronto se antojaba ajeno y enemigo reaccionando contra si mismo en un acto que se supone natural en las hembras de mi especie. Al pobre Peter estresadísimo y al borde del ataque de nervios si me veía andar por el piso por si me pasaba algo. Los conocidos me miraban y aconsejaban mil remedios con media sonrisa pero rostro inquieto. ¿Sabían todos ellos algo que ignoraba yo? ¿el contacto con mis alumnos terribles de este curso habrá contagiado en modo alguno a mi feto? ¿llevo en mis entrañas al anticristo?
Las variadas visitas a urgencias en las que volví a recrear oscuros recuerdos de octubre rodeada del mismo instrumental y estando en la misma camilla donde me llevaron a operar y lidiando con médicos a cual más curioso que me decían que tenía que estar quieta en la mata y que había un tercio de posibilidades de perder el embrión-feto y que hasta las 20 semanas lo puedo perder en cualquier momento pero que estuviera tranquila y relajada(claro, una se queda relajadísima después de oir algo así) y sobre todo quieta. Muchas ecografías para comprobar el estado del feto que me parecían tan irreales como si me estuvieran mostrando una pantalla de televisión con las imágenes de otra persona y eso que me hice tantas en un periodo tan breve de tiempo que creo que sólo me gana Suri, la hija de Tom Cruise y eso porque él compró la maquina de ecografiar para verla siempre que quisiera.
Y mis siempre esperpénticas aventuras con el Servicio Provincial de Educación en las que a pesar de la firme prohibición que tenía para viajar tuve que desplazarme dos veces desde Teruel a Huesca a realizar una prueba de oposición para seguir en listas de interinidad poniendome en la tesitura de tener que elegir entre un trabajo y un hijo (no fui la única, de hecho se de casos en que gente ingresada en el hospital ha pedido la baja voluntaria para realizar el examen y luego ha sido reingresada).

Y esto no es nada para lo que le pasa a algunas mujeres en sus embarazos tanto física como laboralmente o sea que en el fondo estoy encantada porque a mi al menos ya me han dado la "libertad condicional" y puedo salir a la calle sin agotarme mucho, claro. (Lástima, con las ganas que tenía yo de ir transladando armarios pesados por la casa por placer)

Menudo lio ¡Y lo que me queda!

Besos blanditos, cuidadosos y libres de toxoplasmosis

Thursday, July 10, 2008

 

De carreteras peligrosas y sujetadores




Este verano promete ser tranquilo. Me gustan los veranos calmos y no seré yo quien proteste a pesar de que me hubiera gustado hacer alguna visitilla fuera de Zaralonia pero dadas las circunstancias me hallo aquí en ese momento vacacional en que, como en el año nuevo, se hacen los propósitos para los días festivos que, conociéndome, no llegarán muy lejos.

Como ordenar y/o tirar trastos viejos; Lo intento al menos una vez al año y jamás he tenido gran éxito.
Ayer me propuse meter por fín en el album las fotos de aquel verano tan agradable en Ann Arbor (Michigan) y como era de esperar las ojeé todas, recordé muy gratos momentos, no pegué ninguna en el album y se quedaron todas amontonadas encima de la enciclopedia esperando que otro día tenga más piedad de ellas.

Ann Arbor es una deliciosa ciudad universitaria inmersa en multiples bosques y parques. Peter tenía que trabajar casi todo el día así que yo gozaba todo el día de libertad para deambular. Un buen día decidí visitar Matthaei Gardens, un jardín botánico espectacular fácil de encontrar en internet pero imposible de emplazar en el terreno.Finalmente conseguí con ayuda de un mapa localizar el autobús urbano que paraba en lo que parecían las proximidades del lugar.

Dicen que si no tienes un coche en USA no puedes ir a ningún sitio. Es verdad. Recuerdo perfectamente la cara del conductor de autobús cuando le dije que iba a los Matthaei gardens y sí por favor podría advertirme la la parada más cercana. La misma cara que si hubiera dicho:
-"Oiga, que he pensado ir a Australia y he visto que el autobús con parada más cercana es este"-
Con una estupefacción que no disimulaba, él respondió:
-"¿Pero tú sabes lo que estás diciendo, cariño? Eso está lejísimos"-
-Bueno, se que hay que andar un poco pero no es problema-
-No puede ser, nena, eso está como a tres millas andando-
-¿Tres millas? Vaya, tampoco es tan grave, caminaré un poco-
Pero para mi sorpresa, el incrédulo conductor paró el autobús en mitad de la calzada, se bajó del vehículo y se puso a hacer señas a otros autobuses que iban en otra dirección para que se detuvieran y preguntarles la dirección. Para entonces yo estaba muerta de verguenza pero lo más sorprendente es que en el par de minutos que duró dicha maniobra nadie entre el pasaje puso una mala cara, ni hizo un gesto de disconformidad. Si eso llega a pasar aquí, lo linchan.
Una vez de vuelta, confirmó que al parecer yo tenía razón pero me hizo prometer que tendría cuidado por el camino. Empecé a preguntarme si no haría mejor en volverme y si quizás me advertía tanto era porque el jardín botánico se emplazaba cerca de alguna barriada peligrosa en que yo me iba a adentrar ingenuamente como turista ignorante. Sin embargo, no andaban por ahí los tiros.
El problema residía en que el camino que llevaba allí desde la parada consistía en una carretera casi sin arcén en la que los coches pasaban a gran velocidad. Dudé un instante ¿valía la pena? En fín, ya estaba allí ¿no?. No faltó mucho tiempo para estar aterrorizada. La carretera estaba sembrada de animales atropellados, algunos de ellos sólo los había visto en un album de cromos que tenía de niña con "animales del mundo". Debía pegarme a los árboles cada vez que pasaba un coche, los coches no parecían oscilar ni un poquito para evitarme y, desde luego, no aminoraban la velocidad.
Me vinieron a la memoria unos carteles que me llamaron la atención en las autopistas de Michigan cuando llegué; En ellos se advertía de la prohibición de atropellar a trabajadores de las carreteras bajo fuertes multas y penas de carcel que venían claramente especificadas. ¿cómo se puede advertir de algo así? ¿Acaso los conductores cuando ven ese cartel piensan. "vaya, me apetecía mucho atropellar a un trabajador hoy pero viendo este cartel se me han pasado las ganas"?¿El hecho de que yo no fuera una trabajadora en la carretera abría la veda para ser atropellada ya que no había instrucciones concretas de no atropellar peatones?
A mitad de camino, asustada y sin encontrar señal alguna de saber si iba en dirección correcta pasé por delante de la salida a una urbanización vallada de la que salía un coche con un matrimonio de ancianitos. Me dirigí a ellos para indagar sobre la dirección y ellos, amabilisimos y viendo mi desasosiego, se ofrecieron a acercarme allí con el coche. Se había abierto el cielo. Entré con una sonrisa amplia que se me heló al comprobar que el asiento de atrás del coche se hallaba amontonado con¡¡¡sujetadores usados!!! de todas formas, colores y tamaños. Pensé: "¡Ay, Dios mío!He sobrevivido a la carretera y he ido a parar a manos de unos abuelos asesinos en serie que coleccionan los sujetadores de sus victimas y dentro de un rato el mio les hará compañía"
Ni que decir que no moví ni un músculo, ni dije una sola palabra en lo que restó de camino.
-"Nosotros volveremos a pasar por aquí dentro de un rato ¿quieres que te recojamos?"- Dijeron una vez en la entrada al recinto.
-"No, son ustedes muy amables, no hará falta"- respondí.
Besos salvadores






Thursday, July 03, 2008

 

El verano empieza hoy


Aunque la fecha no coincida en el calendario, para mí, oficialmente, el verano comienza hoy. Hasta ahora no me he permitido pensar en esta estación a pesar del calor o de haber acabado el curso pero ayer acabé con la lectura de la oposición e independientemente del resultado... ¡¡¡Soy libre!!! (más o menos) hasta que el servicio Provincial de Educación vuelva a tomar los hilos de mi destino con burocracia variada.

Y sí, ya sé que no he escrito nada en todo este tiempo pero durante el mes de mayo tuve mucho trabajo con los primeros examenes de la tercera evaluación de mis alumnos y el mes de junio ha sido bastante accidentado. Ya contaré.

Os he echado de menos a todos. (A todos mis colegas de blog: voy a leer todo lo que tengo pendiente en vuestras bitácoras a partir de ya para ponerme al día de vuestros avatares, que seguro que me habeis dejado muchos deberes. Es una labor placentera así que no me supondrá mucho esfuerzo).


Besos perezosos

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