Sunday, March 15, 2009

 

Mi reino por un café (con leche, gracias)


Cuando dicen que la vida te cambia al tener un hijo no pensé que se querían decir realmente es que te quedas SIN vida y que todo, absolutamente todo (desde ducharse, beber un vaso de agua, ir al baño y no hablemos de dormir...) queda en un segundo plano, al menos al principio. Claro que yo siempre me he distribuido muy mal con el tiempo, habrá quien sea más mañosito y sea más hábil.


Pues sí, ya soy madre. Aún me cuesta decirlo en voz alta y me sorprende mirar en la cuna, ver a mi cachorrito y pensar que es mío tanto como cuando lo ví por primera vez en el hospital. Y eso que ha sido un proceso largo, esperando años, con muchos trasiegos médicos, lecturas sobre el tema para adelantarme a los problemas y largos etcéteras. Mi matrón de Teruel me decía que no me preocupara tanto en cuanto a cómo sería el parto, que lo peor viene después. ¡Qué razón tenía!

Sabía del cansancio, de las noches sin dormir, del pánico a que le ocurra algo, a las dudas, al desconocimiento y aún con todo no estaba suficientemente preparada y aunque en general creo que me estoy apañando bastante bien, el bebé está sano y satisfecho.

Doy por buena toda la espera, las amarguras, los disgustos, los cambios físicos y hormonales, los dolores, la falta de sueño, las dudas, el miedo, el agotamiento perpetuo, los cambios, la falta de tiempo, los familiares y conocidos que no se ponen en el lugar de uno, la malabruja de la ginecóloga, la episiotomía, las variadas pupas post-parto, que este bebé no tenga ni un horario ni medio porque ha heredado la falta de orden de su madre, los cólicos, la ropa meada, vomitada y/o escupida, la caca de bebé en el pelo a las 4 de la madrugada, los vecinos huyendo a toda velocidad para no ayudarme a bajar el carrito por las escaleras (pero tampoco me ayudaba nadie en general durante el embarazo, hasta se me adelantaban el el autobús para quitarme el sitio y que no me pudiera sentar)...


A lo mejor es la única vez que lo digo en mi vida y es probable que con los años y algunos disgustillos no siempre piense igual pero tener un bebé no era lo que yo creía pero sí lo que necesitaba.

Eso sí, me echaría una siesta más a gusto...



Besos suaves como el talco.

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