Wednesday, July 26, 2006

 

Pánico aereo

-No seas infantil y no tengas miedo a volar- Dijo mi madre, como si fuera tan sencillo, y me dió seis berenjenas de su huerto y un pastel para que metiera en mi equipaje de mano para que se las llevara a mis suegros de regalo como si fuese una caperucita moderna, será que en Alemania no hay tiendas.

Cada vez que se aproxima un vuelo antes de tener la maleta hecha ya he puesto el Tranxilium a buen recaudo en mi bolso. Tengo autentico pavor a volar. Sin embargo, no siempre ha sido así. No fue hasta el año 2001 cuando comenzó mi fobia a los aviones y no precisamente por el 11 de septiembre aunque tampoco ayudó, claro.

En ese año, por diversos motivos tuve que volar 16 veces y el momento exacto del inicio de mi pesadilla fue el vuelo de Nueva Orleans a Dallas. Imagino que a causa de una tormenta cercana las turbulencias eran terrorificas, no se atenuaban, iban in crescendo siempre precedidas por la voz del piloto que nos invitaba a abrocharnos los cinturones cuando no habia guapo que se atreviera a quitarselo, las azafatas estaban desaparecidas y juro que llego un instante en que cuando escuché el ding-dong del altavoz de nuevo para avisar de la inminente llegada al aeropuerto pense que el piloto iba a despedirse ya de nosotros porque nos ibamos a matar. Me pase el viaje rezando.

Desde entonces cada vez que tuve que desplazarme en este medio de transporte mis nervios estaban tan alterados que Peter se acostumbró a comer con una sola mano porque en el otro brazo estaba yo enquistada, he sido el tema de conversación de todas las azafatas que me dan desde tilas, a consejos y me han invitado a visitar la cabina del piloto varias veces (no lo recomiendo, es peor cuando se ven tantos botoncitos y a los pilotos repantingados con el automático puesto) y he terminado por tomar tranquilizantes antes de subirme a uno de esos chismes. Es que me pongo mala de ver a las azafatas mostrándome cómo ponerme el salvavidas que volando por encima del continente me será tan útil en caso de peligro como llevar un sombrero de copa.

Y llegamos al momento actual, hace dos días he volado de Zaragoza a Frankfurt via Madrid. Como el vuelo a Madrid era de 40 minutos y en Madrid teníamos que esperar unas horas al avión siguiente no quise estar "drogada" y no me tome el tranquilizante. Craso error. Una hora de retraso sin explicaciones, un avión de hélices que a merced del viento era una coctelera, estaba lo suficientemente tensa como que Peter que jamas utiliza una palabra mal dicha me dijera: -En el siguiente vuelo te tomas la p... pastilla que me estas dejando hematomas por todo el cuerpo-

En Madrid las cosas no fueron mejor, nuestro vuelo iba con retraso, la pantalla de salidas mostraba cada vez una hora diferente y la T4 es muy moderna pero tiene las mismas tiendas repitiendose hasta la saciedad asi que te persigue una sensación de déjà vu todo el tiempo. Yo me había leído para entonces la mitad de las revistas de tirada semanal y esto se unió que sin razón alguna nos cambiaron de terminal y varios pasajeros peregrinamos en esa camaradería que te da la confusión. Por fín el avión saldría a las 10 de la noche, me tomé la pastilla y embarcamos, que es un decir porque nos dejaron abandonados a los pasajeros un rato en un pasillo, la gente se sentó en el suelo, la madres acunaban a sus hijos en brazos, algunos bromeaban...

Resultó que nos habían cambiado de avión porque como no lo llenábamos no resultábamos rentables para la linea aerea y para colmo volvimos a agitarnos con nuevas y renovadas turbulencias aunque yo estaba con los ojos como platos pero con poca capacidad para la reacción y dejé a Peter (y al resto del pasaje) tranquilos. Total, que entre pitos y flautas llegamos a Frankfurt a la una de la madrugada y todavía nos separaba una hora de coche de nuestro destino último.
Pero lo que fue una lata podría haber sido mucho peor viendo la huelga del personal de tierra en el aeropuerto del Prat ayer o si efectivamente un día mis temores se cumplen y me voy al otro barrio en un avión que se escaché de verdad. Hay que ser positivo en esta vida.


Un beso largo e intenso con ligero sabor a vino blanco del Pfalz.

Monday, July 24, 2006

 

El agujero negro del dormitorio

Este agujero y un hermano suyo más pequeño han convivido en casa desde hace dos meses.
Este agujero del techo de mi dormitorio no tiene vistas al cielo, en todo caso, es una entrada al Hades más hediondo que imaginación alguna pudiera crear aunque, probablemente, exagero.
Es la rábia de verlo todos los días y noches como una infame Bocca della Veritá derramando su olor a urinario público sobre mí.

Ya hace tiempo que veníamos sufriendo molestos olores en esa zona del piso pero no podíamos emplazar el origen concreto de su fuente hasta que un día, hace casi un año, ví una mancha en el techo. Llamamos al presidente de la comunidad que es el personaje que se encarga de estos menesteres ya que el piso de arriba pertenece a la comunidad. Es un hombre que lleva en el cargo más tiempo que Juan Cuesta en Aquí no hay quien viva porque nadie quiere ser y él protesta mucho pero está encantado con esa parcelita de poder de estar por casa.
Él no le dió importancia. Mandaría al pintor para quitar la manchita y en paz.

En cualquier modo nuestra ausencia en la nave nodriza al estar desplazados laboralmente en Teruel no nos daba muchas posibilidades de tomar cartas en el asunto hasta que la mancha trazó los limites de un mapa de un país ficticio en diversas tonalidades en una cuarta parte del techo. Prometió entonces el presidente que tan pronto el pintor acabará con sus menesteres previos vendría a pintar nuestro techo. Sugerimos quitar la gotera que estaba provocando la mancha para no ir perdiendo el tiempo, entre otras cosas, porque al pintor le debían haber encargado una obra tan magna como la de la Capilla Sixtina para justificar su ausencia tantos meses. Pero el presidente, erre que erre, dijo que no, que se pintaría y si volvía a salir la mancha entonces se buscaría la gotera "si es que la había" porque antes muerto que picar el suelo del piso de arriba.

Hasta que un aciago día de abril, si mal no recuerdo, me encontré que todo el contenido de mi mesilla estaba humedecido y el foco de luz sobre ella chorreaba agua. Al ponerlo en conocimiento del presidente se puso como un burro a gritar por molestarle un sábado y yo encendida de ira le respondí también en elevado tono que sábado era el día en que yo estaba en casa y sábado era el día en que estaba goteando el foco y cual era su obligación.

Por fín, aquella semana me agujerearon el techo, encontraron el origen de la gotera en la ducha mal sellada de mi vecina, lo solucionaron pero no taparon el techo para permitir que se secara. Para nuestra desgracia el olor a orina, a tubería o a heces que había permanecido más o menos preso bajo el doble techo del dormitorio viéndose libre no vio la hora de apoderarse no solo del cuarto sino del piso entero según su voluntad. El hedor es tal que Peter a optado por mudar su sueño a otro cuarto, yo no me rendí (aproveché para apoderarme de toda la cama para mí) y la ventana está abierta a perpetuidad así el calor sea insoportable, así llegue una tormenta huracanada.

Lo que iban a ser unos días hasta que se secara el material se han convertido en más de dos meses de llamadas y de advertencias al presidente que respondía que el albañil estaba ocupado, después de vacaciones, el presidente también desapareció.
Me puse en contacto con MI SEGURO del piso que me ofreció no las habilidosas manos de un albañil sino apoyo legal para presionar a la comunidad para que me arregalara el desaguisado porque a lo mejor no cobraban. ¿esperar que el apoyo legal presionara a la comunidad? ¿Cuántos meses más tendríamos que esperar?¿ Y no tomaría más represalias el "presi" cuando tuvieramos algún otro trastorno que dependiera de él?
Otro flagrante caso de : "Entre todos la mataron y ella sola se murió".

Al final nos saltamos el trámite del presidente y fuimos a hablar con la gestora de administración de pisos que lleva sopocientos edificios además del nuestro. Para nuestra sorpresa nos atendió el mismisimo administrador oculto entre una maraña de secretarios y/o administrativos variados y hoy, HOY, ¡¡¡HOY!!! Nos han tapado la raja de la bajante que profería el insultante olor y con ella el techo y el resto de los desperfectos serán solucionados lo antes posible.

En fín, que estoy tan contenta que me despedía de los albañiles cantando con voz de vedette como Lina Morgan: "Agradecida y emocionada, solamente puedo decir gracias por venir"

Curiosamente hoy también ha llamado el presidente a mis padres, (parece que no se atreve a hablar conmigo) para decir que el albañil que iba a mandarme a tapar el agujero no va a poder venir pero que tan pronto como pueda me enviará a otro.

El rollo de hoy es infumable, es cierto, pero hay que aprovechar lo de denuncia social que tienen los blog o mejor dicho: El sagrado derecho al pataleo.



Un mordisquito en el hombro.

Thursday, July 06, 2006

 

Esperando la muerte

Con la musa de vacaciones no me apetece escribir. La canícula es lo que tiene, que no dan ganas de hacer nada. Estamos todos con el piloto automático puesto, incluyendo los mails que recibo que se han transformado de unas lineas diciendo las cuatro cositas que hacemos habitualmente por otros que en su mayoría son mensajes con más o menos buenas intenciones pero que terminan con una coacción en la que o se lo envio a todos mis allegados o correré peor suerte que el santo Job en plena apuesta de Dios con el Diablo.

Al principio las frases eran amistosas: "Mándale este mensaje a todos tus amiguitos para que sepan que los quieres"(Es de imaginar la sonrisilla en los rostros de las amistades cuando aún no sabían lo que les esperaba). de ahí pasó al: "Envíale este mail a todos tus amigos si los aprecias" (vaya, que de no enviarlo tus amigos pensarían que mejor harían en borrar tu teléfono de su agenda, tamaña ofensa que les hacías). La amenaza pasó a ser ligeramente velada: "Si no envias este mail a 10 personas te pasarán cosas demasiado horribles como para contar, como a un señor de Murcia que no lo hizo y le abandonó su mujer, perdió su equipo en el Mundial y le atropelló un tren de vuelta a casa". El último que me esperaba en mi bandeja de correos ya no se andaba con miramientos: " O lo envias a otras personas o te morirás de aquí a una semana" Así que, como para chula yo, no lo reenvié a mis seres queridos, que digo yo, que mejores cosas tendrán que hacer y como hoy se cumple el plazo para mi deceso, me hallo, esperando la muerte, en el ciber. Si no vuelvo a escribir otra entrada en mi blog ya sabeis que ha ocurrido.

Mientras, escribiré lo que será la parte final de mi trilogía de terror, horror y pavor, aunque nunca se sabe si se transformará en una trilogía de cuatro partes como en El Autoestopista galáctico.
Tengo una anécdota sobrecogedora que me contó mi hermana cuando estudiaba en Pamplona en la que a unos amigos suyos pidió una vecina que hicieran el favor de regarle las plantas en su ausencia vacacional. Estos chicos aceptaron la petición de buen grado y allí que se fueron con toda su buena voluntad, y un perrito que tenían, a regarle las plantas a la buena señora.

Cual no sería su espanto cuando, de pronto, descubrieron que el chucho llevaba en sus fauces el loro de la mujer. ¿Cómo explicarían que habían metido al perro en su piso y que este había matado a su amado animal? La vecina, sin duda, entraría en cólera y no sin razón. Tampoco era cuestión de comprar otro loro igual ya que probablemente no compartiría las cualidades del bicho anterior y sería cuestión de tiempo que la vecina descubriera el fraude. La solución más creible, pensaron, sería dejar el loro en el fondo de la jaula como si nada hubiese ocurrido y cuando viniera su dueña pensaría que el animalito había fallecido por causas naturales. Lo hicieron así, cerraron con llave el piso y volvieron a su casa con idea de no contar nada de lo allí acontecido.

paro volvió la vecina, ¡ay!, que salió de su piso chillando como una loca, con el terror plasmado en su rostro. Estos chicos no hallaban la manera de calmarla para saber cual era la razón de semejante ataque de histeria. Por fín, muerta de miedo pero ya más apaciguada de ánimo consiguió explicar qué le había ocasionado su temor. Su querido lorito había muerto y ella decidió enterrarlo en una maceta ¡ pero había regresado una vez muerto a su jaula!



Besos largos sin tregua.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?