Saturday, September 10, 2005

 

Supermanes de la tercera edad

No, no me refiero a los ancianos alemanes aunque sigo pensando que esa gente es de otra especie y eso explicaría su resistencia y aguante antinatural cuando se van de excursión. Esta vez me refiero a los abueletes españoles, y en particular, a los Turolenses que se han erigido en heroes anónimos empeñados en salvarme de tribulaciones y peligros tanto si quiero como si no.

Que nadie se me ofenda pero Teruel es un pueblo. Si, si, que sí tiene tantos habitantes, cines (2), tiendas, infraestructuras (bueeeeno) etc, etc, etc. La gente allí tiene el mismo comportamiento que la que vive en los pueblos. No hay ninguna carga peyorativa en mi comentario. A mí me encantan. Mi madre es de pueblo y de ella hacia abajo todos lo fueron, también mucha de la familia de mi padre es de pueblo. Mi hermana y yo hemos pasado muchas vacaciones en ellos y sólo podemos hablar bien.

A lo que voy es que toda la impersonalidad de la ciudad( aunque, alguna vez también, la privacidad de las personas) desaparece en un municipio pequeño. Y sin irme por las ramas durante más tiempo me voy a centrar en mi anécdota. Esperaba yo en estado apacible el autobús que me llevara a la Escuela de Idiomas cuando un matrimonio de ancianos vino y me preguntó algo sobre horarios o destinos, a lo que yo en mi ignorancia respondí que yo no era oriunda de Teruel y por tanto desconocía esa información. ¡En mala hora! Los abueletes decidieron unilateralmente tomar las riendas de mi destino y dónde debería bajar según su punto de vista y se enzarzaron en una discusión entre ellos sobre cual sería la mejor parada para mí.

Una vez llegó nuestro metálico corcel yo busqué un asiento alejado de tan simpática pero dictatorial pareja para evitar lo que fue inevitable: Cuando llegábamos al lugar dónde ellos consideraron que yo debía bajar se entabló un auténtico debate popular dentro del autobús en el que participaba todo el mundo menos yo y en todas partes se oían frases como: -"¿ Dónde vala chica?" "A la escuela de Idiomas", "No, a la plaza de toros", "No, yo he oído que al supermercado", "Me parece que va al hospital"" Ya debería haber bajado" "¡Qué salga!, ¡qué salga!"-
Total, que entre todos me obligaron a bajar tres paradas antes de dónde yo lo hubiera hecho, me indicaron un camino equivocado y se quedaron en el autobús, orgullosos de haber realizado una buena obra.

Ni dos días más tarde, en la búsqueda de una calle pregunté a un abuelete que tampoco conocía la ubicación de esta pero sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo decidió acompañarme en mi camino e iba preguntando a propios y extraños dónde estaba esa calle como si fuera una meta personal, no se ni cómo ocurrió pero en un momento se había formado un grupo de 5 personas buscando la calle conmigo y preguntando por doquier.
Entre todos encontraron el sitio no antes sin haber escuchado la vida del anciano caballero que, por cierto, me invitó a tomar un café con él en la residencia de ancianos cercana. Sino llega a ser porque tenía un poco de prisa hubiera aceptado su invitación.

Besos con jamón con tomate.

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