Thursday, September 23, 2010
Día nuevo, burradas nuevas.
Debe ser que me han pillado en un día en el que aún me estoy recuperando de una gastroenteritis que nos ha tenido a los 6 miembros de la familia en la cama este fin de semana porque estando ya preparada a oir casi cualquier barbaridad en mis clases pero no doy crédito.
Este curso me toca 4º de la ESO y después de la guerra de guerrillas que era cada una de mis clases del curso pasado que me convirtió en la profesora que más recibía apoyo incondicional de mis compañeros y su deseo de mantener mi salud a flote para que nadie tuviera que hacer mis tutorías porque nadie en su sano juicio quería aguantar a mis "monstruetes" en una guardía. De hecho hubo muchos colegas que decían que debería estar prohibido hacer tutoría en mis clases por la mala sangre que se podía llegar a hacer.
Pero divago, ayer estaban mis chavales de 15 y 16 años intentando clasificar animales en las diferentes categorías: Mamíferos, reptiles, anfíbios, pájaros e insectos.
-El pinguino ¿qué es?- Pregunto en mi inocencia
-¡¡Anfibio, anfibio!!- responden unos alumnos con ganas de agradar
Quedó un segundo decidiendo si están bromeando o va en serio, para mi desgracia, no bromean.
-¿Cómo va a ser anfibio? Pensadlo bien, mirad las opciones- Digo, fingiendo tranquilidad
-Que sí, que es anfibio, vive en el mar y en la tierra- afirman con la cabeza mirándose unos y otros
-Ya, No es anfibio. ¿No os parece que estaría mejor en otra categoría? leed bien ¿Qué es?-
-Entonces mamífero-
-No, no es un mamífero, vamos a ver, la paloma estaría en el mismo grupo que el pinguino y la paloma es un...-
-Anfibio-
-¡¡¡¡¡Ave!!!!!¡ Los pinguinos y las palomas son aves!-
-Entonces serán mamíferos y aves al mismo tiempo-
-¡NOOOOOOOO!¡Sólo son aves! ¿No hay nadie entonces que tenga en la columna de los anfibios algo escrito?-
-Síííí, el cocodrilo- responden felices
-¿¿¿El cocoqué??? Eso es un reptil- Mi sorpresa ya no tienen límites
-Pero si el cocodrilo es un reptil ya no sabemos más reptiles, profesora- responde una alumna desilusionada
Y antes de que yo pueda siquiera reaccionar, una de las repetidoras grita desde el final de la clase sabiéndose la única que podía decir algo:
-¡YO!, ¡YO!, ¡Y0 he escrito un reptil!-
-A ver, dí- con un hálito de esperanza en la voz.
-El hipopótamo-
-Cachondeitos no, que me voy a enfadar, un hipopótamo no es un reptil-
-¡Que sí!- responde ella disgustada-¡Los hipopótamos nacen de un huevo, lo he visto en "los Simpson"-
-No se quién es vuestro tutor este curso pero que os lleve urgentemente a un zoo- Concluyo el debate en plena frustración.
Teniendo en cuenta que soy profesora de Inglés, de su nivel mejor, ni hablamos.
Besos almacenables en carpetas, carteras, mochilas, monederos y bolsillos para su uso posterior cuando sean necesarios.
-¡¡Anfibio, anfibio!!- responden unos alumnos con ganas de agradar
Quedó un segundo decidiendo si están bromeando o va en serio, para mi desgracia, no bromean.
-¿Cómo va a ser anfibio? Pensadlo bien, mirad las opciones- Digo, fingiendo tranquilidad
-Que sí, que es anfibio, vive en el mar y en la tierra- afirman con la cabeza mirándose unos y otros
-Ya, No es anfibio. ¿No os parece que estaría mejor en otra categoría? leed bien ¿Qué es?-
-Entonces mamífero-
-No, no es un mamífero, vamos a ver, la paloma estaría en el mismo grupo que el pinguino y la paloma es un...-
-Anfibio-
-¡¡¡¡¡Ave!!!!!¡ Los pinguinos y las palomas son aves!-
-Entonces serán mamíferos y aves al mismo tiempo-
-¡NOOOOOOOO!¡Sólo son aves! ¿No hay nadie entonces que tenga en la columna de los anfibios algo escrito?-
-Síííí, el cocodrilo- responden felices
-¿¿¿El cocoqué??? Eso es un reptil- Mi sorpresa ya no tienen límites
-Pero si el cocodrilo es un reptil ya no sabemos más reptiles, profesora- responde una alumna desilusionada
Y antes de que yo pueda siquiera reaccionar, una de las repetidoras grita desde el final de la clase sabiéndose la única que podía decir algo:
-¡YO!, ¡YO!, ¡Y0 he escrito un reptil!-
-A ver, dí- con un hálito de esperanza en la voz.
-El hipopótamo-
-Cachondeitos no, que me voy a enfadar, un hipopótamo no es un reptil-
-¡Que sí!- responde ella disgustada-¡Los hipopótamos nacen de un huevo, lo he visto en "los Simpson"-
-No se quién es vuestro tutor este curso pero que os lleve urgentemente a un zoo- Concluyo el debate en plena frustración.
Teniendo en cuenta que soy profesora de Inglés, de su nivel mejor, ni hablamos.
Besos almacenables en carpetas, carteras, mochilas, monederos y bolsillos para su uso posterior cuando sean necesarios.
Friday, July 23, 2010
Ser madre es una lata (Fase embarazo)
Ahora mismo más de un par de ojos leerá este titulo y estará mascullando algo desde lo malísima persona que soy hasta "si no sabes torear pa´que te metes" pero no me refiero a lo obvio.
Como he comentado muchas veces a mis amigas: para la criatura yo iba preparada, para la familia no (y conste que en este apartado se pueden incluir algunos amigos bienintencionados pero bocazas o cualquier persona que emita una opinión que nadie le ha pedido).
Me recuerda una vez, hace mucho tiempo que celebramos el aniversario de un amigo y este decició celebrarlo en su casa del pueblo preparando una gran paella para todos. El pobre no había preparado nunca una antes y menos de semejantes dimensiones, la casualidad quiso que el resto de los invitados tampoco pero ese detalle no impidió que al pobre muchacho se acercarán sin parar uno tras otro no para ayudar sino para criticar y diciéndole lo que tendría que estar o no estar haciendo. No me acuerdo cómo estaba la paella pero no debía estar muy mala porque tengo bastante buena memoria de los desastres culinarios, de lo que sí me acuerdo es que el homenajeado tuvo una paciencia de santo Job para no mandar a todo el mundo a su casa a freir esparragos.
Tener hijos es lo mismo, tan pronto se enteran del embarazo que ya tienes consejos y advertencias para aburrir, a lo que se suman comentarios de todo pelaje como, por ejemplo:
"Me parece que estás demasiado delgada deberías ir al médico"
"Pues si que estás gorda, sí, estos kilos ya no te los quitas en la vida"
"Se te van a quedar las tetas colgantes"
"Ni se te ocurra darle el pecho"
" Ni se te ocurra NO darle el pecho"
"Vaya nombre horrible habeís elegido a mi me gusta..."
"Un nombre muy bonito, aunque siempre se ha considerado un nombre feo pero parece que se ha vuelto a poner de moda"
"Ya era hora, las mujeres de hoy esperais a estar viejas para tener hijos, es que sois unas egoistas"
"Lo vas a pasar muy mal en el parto, el dolor es insoportable y no hablemos del postparto"
"No te veo a tí de madre"
"Tratamientos de fertilización, dices? Eso es que tenías ansiedad/ no tenías paciencia/ te daba miedo tu marido (????)"
Vaya, que como decía Harry el sucio, (y perdón por el lenguaje): "Las opiniones son como el culo, todo el mundo tiene uno"
Como si no tuviera una bastante en tener las hormonas asilvestradas, cansancio, molestias de todo tipo que NADIE está interesado en conocer ( la mayoría de la gente cuando pregunta es por cortesia, no por interés real) como para estar aguantando la sabiduria popular de cada casa. Tú oyendo todo y pensando para tí: "mejor respiro hondo que no debo estresarme y si mato a esta persona estaré un poco incómoda poniéndome de parto en la carcel"
Y eso que me centro en lo anecdótico pero lo realmente ridículo es estando al final de mi embarazo, con una cojera con la ciática que parecía Chiquito de la Calzada, había gente que se me colaba en el autobús a toda velocidad para no cederme el asiento o que viviendo como vivo en una casa a la que se accede bajando una calle con treinta escalones los tipos grandullones que se pasan el día en el gimnasio "volaban" si me veían bajar con bolsas de la compra para no ayudar, como ahora lo hacen cuando me ven con el carrito del nene y luego se meten una soba de horas levantando pesas, o los que se me colaban en la cola de embarazadas en las grandes superficies y miraban para otro lado como si la cosa no fuera con ellos.
Sin embargo, no todo fue malo, quiero dar las gracias a todas aquellas personas anónimas, la mayoría extranjeros, gitanos o ancianos que si me veían en dificultades se acercaron a echarme una mano sin decirles yo nada. Debe ser que todavía conservan esas oxidadas prácticas que algunos llamamos "buenos modales".
Otro día sigo con el parto y maternidad propiamente dicha.
Un beso bajo la lluvia fresquita tras muuuuuchos días de calorazo intenso.
Como he comentado muchas veces a mis amigas: para la criatura yo iba preparada, para la familia no (y conste que en este apartado se pueden incluir algunos amigos bienintencionados pero bocazas o cualquier persona que emita una opinión que nadie le ha pedido).
Me recuerda una vez, hace mucho tiempo que celebramos el aniversario de un amigo y este decició celebrarlo en su casa del pueblo preparando una gran paella para todos. El pobre no había preparado nunca una antes y menos de semejantes dimensiones, la casualidad quiso que el resto de los invitados tampoco pero ese detalle no impidió que al pobre muchacho se acercarán sin parar uno tras otro no para ayudar sino para criticar y diciéndole lo que tendría que estar o no estar haciendo. No me acuerdo cómo estaba la paella pero no debía estar muy mala porque tengo bastante buena memoria de los desastres culinarios, de lo que sí me acuerdo es que el homenajeado tuvo una paciencia de santo Job para no mandar a todo el mundo a su casa a freir esparragos.
Tener hijos es lo mismo, tan pronto se enteran del embarazo que ya tienes consejos y advertencias para aburrir, a lo que se suman comentarios de todo pelaje como, por ejemplo:
"Me parece que estás demasiado delgada deberías ir al médico"
"Pues si que estás gorda, sí, estos kilos ya no te los quitas en la vida"
"Se te van a quedar las tetas colgantes"
"Ni se te ocurra darle el pecho"
" Ni se te ocurra NO darle el pecho"
"Vaya nombre horrible habeís elegido a mi me gusta..."
"Un nombre muy bonito, aunque siempre se ha considerado un nombre feo pero parece que se ha vuelto a poner de moda"
"Ya era hora, las mujeres de hoy esperais a estar viejas para tener hijos, es que sois unas egoistas"
"Lo vas a pasar muy mal en el parto, el dolor es insoportable y no hablemos del postparto"
"No te veo a tí de madre"
"Tratamientos de fertilización, dices? Eso es que tenías ansiedad/ no tenías paciencia/ te daba miedo tu marido (????)"
Vaya, que como decía Harry el sucio, (y perdón por el lenguaje): "Las opiniones son como el culo, todo el mundo tiene uno"
Como si no tuviera una bastante en tener las hormonas asilvestradas, cansancio, molestias de todo tipo que NADIE está interesado en conocer ( la mayoría de la gente cuando pregunta es por cortesia, no por interés real) como para estar aguantando la sabiduria popular de cada casa. Tú oyendo todo y pensando para tí: "mejor respiro hondo que no debo estresarme y si mato a esta persona estaré un poco incómoda poniéndome de parto en la carcel"
Y eso que me centro en lo anecdótico pero lo realmente ridículo es estando al final de mi embarazo, con una cojera con la ciática que parecía Chiquito de la Calzada, había gente que se me colaba en el autobús a toda velocidad para no cederme el asiento o que viviendo como vivo en una casa a la que se accede bajando una calle con treinta escalones los tipos grandullones que se pasan el día en el gimnasio "volaban" si me veían bajar con bolsas de la compra para no ayudar, como ahora lo hacen cuando me ven con el carrito del nene y luego se meten una soba de horas levantando pesas, o los que se me colaban en la cola de embarazadas en las grandes superficies y miraban para otro lado como si la cosa no fuera con ellos.
Sin embargo, no todo fue malo, quiero dar las gracias a todas aquellas personas anónimas, la mayoría extranjeros, gitanos o ancianos que si me veían en dificultades se acercaron a echarme una mano sin decirles yo nada. Debe ser que todavía conservan esas oxidadas prácticas que algunos llamamos "buenos modales".
Otro día sigo con el parto y maternidad propiamente dicha.
Un beso bajo la lluvia fresquita tras muuuuuchos días de calorazo intenso.
Thursday, April 15, 2010
Insectos
Trabajando estructuras gramaticales sin éxito durante casi una hora:
Sufrida profesora (yo): -"¿Los insectos se comen?"-
Alumnos: (vocerío que se entremezcla : Nooooo, ¿Quéeeee?, ¿En que página estamos?¿A ti te gusta el actor de Crepúsculoooooooo?)
Alumno con ojos de resabiado: Claro, las gambas, por ejemplo, se comen.
Sufrida profesora: Fulanito, las gambas no son insectos.
Alumnos resabiado, ahora contrariado: Jolín, yo lo digo porque como tienen patas...
Sufrida profesora: También los perros tienen patas y no son insectos.
El alumno queda perplejo y todavía no ha reaccionado.
Ya lo dice mi amiga Cristina: "A veces cuando los alumnos atienden y quieren participar es peor"
Besos con fresas, que ya es temporada.
Sufrida profesora (yo): -"¿Los insectos se comen?"-
Alumnos: (vocerío que se entremezcla : Nooooo, ¿Quéeeee?, ¿En que página estamos?¿A ti te gusta el actor de Crepúsculoooooooo?)
Alumno con ojos de resabiado: Claro, las gambas, por ejemplo, se comen.
Sufrida profesora: Fulanito, las gambas no son insectos.
Alumnos resabiado, ahora contrariado: Jolín, yo lo digo porque como tienen patas...
Sufrida profesora: También los perros tienen patas y no son insectos.
El alumno queda perplejo y todavía no ha reaccionado.
Ya lo dice mi amiga Cristina: "A veces cuando los alumnos atienden y quieren participar es peor"
Besos con fresas, que ya es temporada.
Sunday, March 15, 2009
Mi reino por un café (con leche, gracias)
Cuando dicen que la vida te cambia al tener un hijo no pensé que se querían decir realmente es que te quedas SIN vida y que todo, absolutamente todo (desde ducharse, beber un vaso de agua, ir al baño y no hablemos de dormir...) queda en un segundo plano, al menos al principio. Claro que yo siempre me he distribuido muy mal con el tiempo, habrá quien sea más mañosito y sea más hábil.
Pues sí, ya soy madre. Aún me cuesta decirlo en voz alta y me sorprende mirar en la cuna, ver a mi cachorrito y pensar que es mío tanto como cuando lo ví por primera vez en el hospital. Y eso que ha sido un proceso largo, esperando años, con muchos trasiegos médicos, lecturas sobre el tema para adelantarme a los problemas y largos etcéteras. Mi matrón de Teruel me decía que no me preocupara tanto en cuanto a cómo sería el parto, que lo peor viene después. ¡Qué razón tenía!
Sabía del cansancio, de las noches sin dormir, del pánico a que le ocurra algo, a las dudas, al desconocimiento y aún con todo no estaba suficientemente preparada y aunque en general creo que me estoy apañando bastante bien, el bebé está sano y satisfecho.
Doy por buena toda la espera, las amarguras, los disgustos, los cambios físicos y hormonales, los dolores, la falta de sueño, las dudas, el miedo, el agotamiento perpetuo, los cambios, la falta de tiempo, los familiares y conocidos que no se ponen en el lugar de uno, la malabruja de la ginecóloga, la episiotomía, las variadas pupas post-parto, que este bebé no tenga ni un horario ni medio porque ha heredado la falta de orden de su madre, los cólicos, la ropa meada, vomitada y/o escupida, la caca de bebé en el pelo a las 4 de la madrugada, los vecinos huyendo a toda velocidad para no ayudarme a bajar el carrito por las escaleras (pero tampoco me ayudaba nadie en general durante el embarazo, hasta se me adelantaban el el autobús para quitarme el sitio y que no me pudiera sentar)...
A lo mejor es la única vez que lo digo en mi vida y es probable que con los años y algunos disgustillos no siempre piense igual pero tener un bebé no era lo que yo creía pero sí lo que necesitaba.
Eso sí, me echaría una siesta más a gusto...
Besos suaves como el talco.
Pues sí, ya soy madre. Aún me cuesta decirlo en voz alta y me sorprende mirar en la cuna, ver a mi cachorrito y pensar que es mío tanto como cuando lo ví por primera vez en el hospital. Y eso que ha sido un proceso largo, esperando años, con muchos trasiegos médicos, lecturas sobre el tema para adelantarme a los problemas y largos etcéteras. Mi matrón de Teruel me decía que no me preocupara tanto en cuanto a cómo sería el parto, que lo peor viene después. ¡Qué razón tenía!
Sabía del cansancio, de las noches sin dormir, del pánico a que le ocurra algo, a las dudas, al desconocimiento y aún con todo no estaba suficientemente preparada y aunque en general creo que me estoy apañando bastante bien, el bebé está sano y satisfecho.
Doy por buena toda la espera, las amarguras, los disgustos, los cambios físicos y hormonales, los dolores, la falta de sueño, las dudas, el miedo, el agotamiento perpetuo, los cambios, la falta de tiempo, los familiares y conocidos que no se ponen en el lugar de uno, la malabruja de la ginecóloga, la episiotomía, las variadas pupas post-parto, que este bebé no tenga ni un horario ni medio porque ha heredado la falta de orden de su madre, los cólicos, la ropa meada, vomitada y/o escupida, la caca de bebé en el pelo a las 4 de la madrugada, los vecinos huyendo a toda velocidad para no ayudarme a bajar el carrito por las escaleras (pero tampoco me ayudaba nadie en general durante el embarazo, hasta se me adelantaban el el autobús para quitarme el sitio y que no me pudiera sentar)...
A lo mejor es la única vez que lo digo en mi vida y es probable que con los años y algunos disgustillos no siempre piense igual pero tener un bebé no era lo que yo creía pero sí lo que necesitaba.
Eso sí, me echaría una siesta más a gusto...
Besos suaves como el talco.
Thursday, August 28, 2008
Massive attack- Teardrop
Monday, July 28, 2008
Metiendo al enemigo en casa
He aquí al culpable de que haya estado en reposo absoluto durante una temporada. Sí, se supone que es lo que parece: una ecografía de un feto y sí, para todos aquellos que no esteis familiarizados con este tipo de ecógrafías, yo tampoco distingo tres en un burro aunque aparentemente el bulto redondo de la derecha debe ser la cabeza.
No será mucha sorpresa para los que me conoceis porque en mis planes llevaba hace tiempo el objetivo de tener un hijo y parece que a pesar de las dificultades previas y actuales esta vez puede que haya más suerte (cruzo los dedos por si acaso).
Algunas de mis amigas han puesto siempre en tela de juicio mi instinto maternal en caso de poseerlo. Yo misma me pregunto que necesidad tengo de meterme en este lio si opino que una mujer no necesita hijos para sentirse plena y tengo una vida más o menos satisfactoria que lo único que va a hacer es complicarse (y mucho) con un bebé. Tengo tantos conocimientos de la crianza de un hijo como de los cuidados que necesita un marciano y mis experiencias laborales con adolescentes son como para cuestionarme seriamente que necesidad tengo de meter al enemigo en casa pero eso son los misterios de las hormonas que se pusieron tercas un día y ya no ha habido manera de hacerles entrar en razón. Creo que el instinto maternal es eso: Un estado transitorio de locura que obliga a algunas mujeres a tomar una decisión trascendental en su vida que a lo mejor no tomarían de estar su juicio en plenas facultades. Así me siento yo al menos.
Y es que, una vez logrado el objetivo inicial de conseguir el embarazo se plantearon serias complicaciones que pusieron en peligro la vida del feto y me condenaban a mi de la cama al sofa y del sofa a la cama en la época de más trabajo del curso.
Montones de ideas extrañas se nos pasaron por la cabeza. Peter observaba con respeto y terror el incipiente bulto como el que teme encontrase un día de estos con Alien (a mi entender la película que mejor representa el miedo a los hijos desde el subconsciente masculino) mientras que yo no me podía quitar de la cabeza la película que mejor representa los temores femeninos en cuanto a comportamientos raros a tu alrededor: La semilla del diablo (Rosemary´s baby) esa excelente y claustrofóbica película de Polansky un año antes de que el iluminado de Charles Manson acabara entre otros con la vida de su esposa y su hijo no nato en un macabro crimen.
En Rosemary´s Baby una jovencísima Mia Farrow interpreta a un joven que se muda con su marido a un edificio y tras saberse embarazada empieza a darse cuenta de que su dulce espera no es tal porque tiene enormes molestias amén de tener que lidiar con unos vecinos amabilísimos pero que la tratan un un celo excesivo y angustioso y un marido al que todo lo raro parece resultarle invisible hasta que un día descubre con horror que todos están confabulados (incluido el marido para conseguir éxito profesional) y ha sido fecundada por el diablo del que espera un hijo.
Y ahí estaba yo que me enteré de mi estado de buena esperanza cuando el noticiero de la tele hablaba de un joven drogado hasta las cejas que decapitó a su madre y se iba paseando con su cabeza bajo el brazo por el pueblo (espero que no sea una premonición).
Conviviendo con un cuerpo con reacciones extrañas que de pronto se antojaba ajeno y enemigo reaccionando contra si mismo en un acto que se supone natural en las hembras de mi especie. Al pobre Peter estresadísimo y al borde del ataque de nervios si me veía andar por el piso por si me pasaba algo. Los conocidos me miraban y aconsejaban mil remedios con media sonrisa pero rostro inquieto. ¿Sabían todos ellos algo que ignoraba yo? ¿el contacto con mis alumnos terribles de este curso habrá contagiado en modo alguno a mi feto? ¿llevo en mis entrañas al anticristo?
Las variadas visitas a urgencias en las que volví a recrear oscuros recuerdos de octubre rodeada del mismo instrumental y estando en la misma camilla donde me llevaron a operar y lidiando con médicos a cual más curioso que me decían que tenía que estar quieta en la mata y que había un tercio de posibilidades de perder el embrión-feto y que hasta las 20 semanas lo puedo perder en cualquier momento pero que estuviera tranquila y relajada(claro, una se queda relajadísima después de oir algo así) y sobre todo quieta. Muchas ecografías para comprobar el estado del feto que me parecían tan irreales como si me estuvieran mostrando una pantalla de televisión con las imágenes de otra persona y eso que me hice tantas en un periodo tan breve de tiempo que creo que sólo me gana Suri, la hija de Tom Cruise y eso porque él compró la maquina de ecografiar para verla siempre que quisiera.
Y mis siempre esperpénticas aventuras con el Servicio Provincial de Educación en las que a pesar de la firme prohibición que tenía para viajar tuve que desplazarme dos veces desde Teruel a Huesca a realizar una prueba de oposición para seguir en listas de interinidad poniendome en la tesitura de tener que elegir entre un trabajo y un hijo (no fui la única, de hecho se de casos en que gente ingresada en el hospital ha pedido la baja voluntaria para realizar el examen y luego ha sido reingresada).
Y esto no es nada para lo que le pasa a algunas mujeres en sus embarazos tanto física como laboralmente o sea que en el fondo estoy encantada porque a mi al menos ya me han dado la "libertad condicional" y puedo salir a la calle sin agotarme mucho, claro. (Lástima, con las ganas que tenía yo de ir transladando armarios pesados por la casa por placer)
Menudo lio ¡Y lo que me queda!
Besos blanditos, cuidadosos y libres de toxoplasmosis
No será mucha sorpresa para los que me conoceis porque en mis planes llevaba hace tiempo el objetivo de tener un hijo y parece que a pesar de las dificultades previas y actuales esta vez puede que haya más suerte (cruzo los dedos por si acaso).
Algunas de mis amigas han puesto siempre en tela de juicio mi instinto maternal en caso de poseerlo. Yo misma me pregunto que necesidad tengo de meterme en este lio si opino que una mujer no necesita hijos para sentirse plena y tengo una vida más o menos satisfactoria que lo único que va a hacer es complicarse (y mucho) con un bebé. Tengo tantos conocimientos de la crianza de un hijo como de los cuidados que necesita un marciano y mis experiencias laborales con adolescentes son como para cuestionarme seriamente que necesidad tengo de meter al enemigo en casa pero eso son los misterios de las hormonas que se pusieron tercas un día y ya no ha habido manera de hacerles entrar en razón. Creo que el instinto maternal es eso: Un estado transitorio de locura que obliga a algunas mujeres a tomar una decisión trascendental en su vida que a lo mejor no tomarían de estar su juicio en plenas facultades. Así me siento yo al menos.
Y es que, una vez logrado el objetivo inicial de conseguir el embarazo se plantearon serias complicaciones que pusieron en peligro la vida del feto y me condenaban a mi de la cama al sofa y del sofa a la cama en la época de más trabajo del curso.
Montones de ideas extrañas se nos pasaron por la cabeza. Peter observaba con respeto y terror el incipiente bulto como el que teme encontrase un día de estos con Alien (a mi entender la película que mejor representa el miedo a los hijos desde el subconsciente masculino) mientras que yo no me podía quitar de la cabeza la película que mejor representa los temores femeninos en cuanto a comportamientos raros a tu alrededor: La semilla del diablo (Rosemary´s baby) esa excelente y claustrofóbica película de Polansky un año antes de que el iluminado de Charles Manson acabara entre otros con la vida de su esposa y su hijo no nato en un macabro crimen.
En Rosemary´s Baby una jovencísima Mia Farrow interpreta a un joven que se muda con su marido a un edificio y tras saberse embarazada empieza a darse cuenta de que su dulce espera no es tal porque tiene enormes molestias amén de tener que lidiar con unos vecinos amabilísimos pero que la tratan un un celo excesivo y angustioso y un marido al que todo lo raro parece resultarle invisible hasta que un día descubre con horror que todos están confabulados (incluido el marido para conseguir éxito profesional) y ha sido fecundada por el diablo del que espera un hijo.
Y ahí estaba yo que me enteré de mi estado de buena esperanza cuando el noticiero de la tele hablaba de un joven drogado hasta las cejas que decapitó a su madre y se iba paseando con su cabeza bajo el brazo por el pueblo (espero que no sea una premonición).
Conviviendo con un cuerpo con reacciones extrañas que de pronto se antojaba ajeno y enemigo reaccionando contra si mismo en un acto que se supone natural en las hembras de mi especie. Al pobre Peter estresadísimo y al borde del ataque de nervios si me veía andar por el piso por si me pasaba algo. Los conocidos me miraban y aconsejaban mil remedios con media sonrisa pero rostro inquieto. ¿Sabían todos ellos algo que ignoraba yo? ¿el contacto con mis alumnos terribles de este curso habrá contagiado en modo alguno a mi feto? ¿llevo en mis entrañas al anticristo?
Las variadas visitas a urgencias en las que volví a recrear oscuros recuerdos de octubre rodeada del mismo instrumental y estando en la misma camilla donde me llevaron a operar y lidiando con médicos a cual más curioso que me decían que tenía que estar quieta en la mata y que había un tercio de posibilidades de perder el embrión-feto y que hasta las 20 semanas lo puedo perder en cualquier momento pero que estuviera tranquila y relajada(claro, una se queda relajadísima después de oir algo así) y sobre todo quieta. Muchas ecografías para comprobar el estado del feto que me parecían tan irreales como si me estuvieran mostrando una pantalla de televisión con las imágenes de otra persona y eso que me hice tantas en un periodo tan breve de tiempo que creo que sólo me gana Suri, la hija de Tom Cruise y eso porque él compró la maquina de ecografiar para verla siempre que quisiera.
Y mis siempre esperpénticas aventuras con el Servicio Provincial de Educación en las que a pesar de la firme prohibición que tenía para viajar tuve que desplazarme dos veces desde Teruel a Huesca a realizar una prueba de oposición para seguir en listas de interinidad poniendome en la tesitura de tener que elegir entre un trabajo y un hijo (no fui la única, de hecho se de casos en que gente ingresada en el hospital ha pedido la baja voluntaria para realizar el examen y luego ha sido reingresada).
Y esto no es nada para lo que le pasa a algunas mujeres en sus embarazos tanto física como laboralmente o sea que en el fondo estoy encantada porque a mi al menos ya me han dado la "libertad condicional" y puedo salir a la calle sin agotarme mucho, claro. (Lástima, con las ganas que tenía yo de ir transladando armarios pesados por la casa por placer)
Menudo lio ¡Y lo que me queda!
Besos blanditos, cuidadosos y libres de toxoplasmosis
Thursday, July 10, 2008
De carreteras peligrosas y sujetadores
Este verano promete ser tranquilo. Me gustan los veranos calmos y no seré yo quien proteste a pesar de que me hubiera gustado hacer alguna visitilla fuera de Zaralonia pero dadas las circunstancias me hallo aquí en ese momento vacacional en que, como en el año nuevo, se hacen los propósitos para los días festivos que, conociéndome, no llegarán muy lejos.
Como ordenar y/o tirar trastos viejos; Lo intento al menos una vez al año y jamás he tenido gran éxito.
Ayer me propuse meter por fín en el album las fotos de aquel verano tan agradable en Ann Arbor (Michigan) y como era de esperar las ojeé todas, recordé muy gratos momentos, no pegué ninguna en el album y se quedaron todas amontonadas encima de la enciclopedia esperando que otro día tenga más piedad de ellas.
Ann Arbor es una deliciosa ciudad universitaria inmersa en multiples bosques y parques. Peter tenía que trabajar casi todo el día así que yo gozaba todo el día de libertad para deambular. Un buen día decidí visitar Matthaei Gardens, un jardín botánico espectacular fácil de encontrar en internet pero imposible de emplazar en el terreno.Finalmente conseguí con ayuda de un mapa localizar el autobús urbano que paraba en lo que parecían las proximidades del lugar.
Dicen que si no tienes un coche en USA no puedes ir a ningún sitio. Es verdad. Recuerdo perfectamente la cara del conductor de autobús cuando le dije que iba a los Matthaei gardens y sí por favor podría advertirme la la parada más cercana. La misma cara que si hubiera dicho:
-"Oiga, que he pensado ir a Australia y he visto que el autobús con parada más cercana es este"-
Con una estupefacción que no disimulaba, él respondió:
-"¿Pero tú sabes lo que estás diciendo, cariño? Eso está lejísimos"-
-Bueno, se que hay que andar un poco pero no es problema-
-No puede ser, nena, eso está como a tres millas andando-
-¿Tres millas? Vaya, tampoco es tan grave, caminaré un poco-
Pero para mi sorpresa, el incrédulo conductor paró el autobús en mitad de la calzada, se bajó del vehículo y se puso a hacer señas a otros autobuses que iban en otra dirección para que se detuvieran y preguntarles la dirección. Para entonces yo estaba muerta de verguenza pero lo más sorprendente es que en el par de minutos que duró dicha maniobra nadie entre el pasaje puso una mala cara, ni hizo un gesto de disconformidad. Si eso llega a pasar aquí, lo linchan.
Una vez de vuelta, confirmó que al parecer yo tenía razón pero me hizo prometer que tendría cuidado por el camino. Empecé a preguntarme si no haría mejor en volverme y si quizás me advertía tanto era porque el jardín botánico se emplazaba cerca de alguna barriada peligrosa en que yo me iba a adentrar ingenuamente como turista ignorante. Sin embargo, no andaban por ahí los tiros.
El problema residía en que el camino que llevaba allí desde la parada consistía en una carretera casi sin arcén en la que los coches pasaban a gran velocidad. Dudé un instante ¿valía la pena? En fín, ya estaba allí ¿no?. No faltó mucho tiempo para estar aterrorizada. La carretera estaba sembrada de animales atropellados, algunos de ellos sólo los había visto en un album de cromos que tenía de niña con "animales del mundo". Debía pegarme a los árboles cada vez que pasaba un coche, los coches no parecían oscilar ni un poquito para evitarme y, desde luego, no aminoraban la velocidad.
Me vinieron a la memoria unos carteles que me llamaron la atención en las autopistas de Michigan cuando llegué; En ellos se advertía de la prohibición de atropellar a trabajadores de las carreteras bajo fuertes multas y penas de carcel que venían claramente especificadas. ¿cómo se puede advertir de algo así? ¿Acaso los conductores cuando ven ese cartel piensan. "vaya, me apetecía mucho atropellar a un trabajador hoy pero viendo este cartel se me han pasado las ganas"?¿El hecho de que yo no fuera una trabajadora en la carretera abría la veda para ser atropellada ya que no había instrucciones concretas de no atropellar peatones?
A mitad de camino, asustada y sin encontrar señal alguna de saber si iba en dirección correcta pasé por delante de la salida a una urbanización vallada de la que salía un coche con un matrimonio de ancianitos. Me dirigí a ellos para indagar sobre la dirección y ellos, amabilisimos y viendo mi desasosiego, se ofrecieron a acercarme allí con el coche. Se había abierto el cielo. Entré con una sonrisa amplia que se me heló al comprobar que el asiento de atrás del coche se hallaba amontonado con¡¡¡sujetadores usados!!! de todas formas, colores y tamaños. Pensé: "¡Ay, Dios mío!He sobrevivido a la carretera y he ido a parar a manos de unos abuelos asesinos en serie que coleccionan los sujetadores de sus victimas y dentro de un rato el mio les hará compañía"
Ni que decir que no moví ni un músculo, ni dije una sola palabra en lo que restó de camino.
-"Nosotros volveremos a pasar por aquí dentro de un rato ¿quieres que te recojamos?"- Dijeron una vez en la entrada al recinto.
-"No, son ustedes muy amables, no hará falta"- respondí.
Besos salvadores