Sunday, August 06, 2006

 

¡Qué descansada vida...

...la del que huye del mundanal ruido
y sigue la escondida senda,
por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido!

Fray Luis de Leon lo tenía claro, la vida retirada es una cosa muy buena y eso es lo que me repito siempre antes de venir aquí, al pueblico palatino. De hecho, a fuerza de ver secano en derredores de Zaralonia tengo auténtica hambre de bosque teutón.

A lo que no me acostumbro tanto es a este idioma complejo que pugna y se resiste a mis avances. Yo, que predico tanto de las virtudes sin fin de la inmersión linguística, soy incapaz de asimilarla en mis carnes, o mejor dicho en mis oídos y cuerdas vocales. Cierto es que mis estancias en este país no han superado nunca un mes, que esta gente habla siempre en dialectos diferentes y que yo tengo una capacidad natural asombrosa para abstraerme de una conversación si llevo más de diez minutos sin entender una palabra así que el ansiado Espíritu Santo de los idiomas (como le llamo yo) que un día abra mis orejas y boca a este Babel inevitable se hará esperar. Mientras he comprado otro libro de gramática para mi colección. Peter dice que además de comprarlos tengo que abrirlos y leerlos pero qué sabrá él.

Y no será porque no tenga oportunidades de practicar la lengua de Goethe y demás pandilla. Mi suegra cumplió 70. Dudo que la reina de Inglaterra o el Papa hayan recibido tantas audiencias de una tacada como mi suegra visitas en tres días (Puedo garantizar que seguro que tampoco tenían tantos vasos para fregar como he tenido yo). Aunque todos estos abueletes son de una amabilidad suprema, mis experiencias no son muy diferentes a mis memorias de visitas en casa cuando era niña. Saludar al interfecto, sentarme en una sillita, sonreir de vez en cuando y mirar al infinito.
Toda visita sin excepción ha de pasar el siguiente protocolo:

1-El visitante observa la presencia de una persona desconocida que le es presentada invariablemente como la exótica esposa del hijo como característica principal(no siempre pero en ocasiones tengo la impresión de que quieren que demuestre mi origen haciendo alguna cosa sea bailar, cantar, hablar en mi lengua o torear algún toro). Ultimamente comparto protagonismo con la nueva novia del hermano de Peter que es originaria de Georgia (Georgia, ex-república sovietica, que no Georgia, USA) que es mucho más original que yo en su origen pero como su alemán es más fluido y mis reacciones son más imprevisibles creo que sigo siendo más "extranjera" que ella o al menos, más singular.

2-Tras un breve comentario referente a la climatología de mi país (algunas cosas no cambian a pesar de las diferencias culturales, no hay mejor introductor de conversaciones que hablar del tiempo) se me hace balance de todos los viajes que el sujeto ha hecho a mi geografía patria, en su defecto siempre me puede comentar las andanzas de algún amigo o conocido que sí lo hizo.

3a- Con suerte la conversación se desvía y me puedo o bien ausentar a la cocina a buscar vasos o vituallas para agasajar al recién llegado o entregarme al despiste que es mi tónica general.
3b- Alguien se siente en la necesidad de incluirme en la conversación creyendo que comprendo todo y me habla sin parar sobre váyase a saber con una entrega y una elocuencia en las que me resulta difícil hacer un inciso para preguntar si podría repetirme todo lo que ha contado los últimos 20 minutos pero más despacio, con palabras más sencillas (y preferiblemente en castellano).
La situación más incomoda se crea cuando mi interlocutor espera una respuesta o afirmación de mi parte tras semejante perorata con mi media lengua o al menos con lenguaje corporal pero no me atrevo a confirmar una opinión ajena en otro idioma por si acaso resulta que estoy aseverando alguna barbaridad y ante la desesperación de la persona me limito a devolverle la sonrisa de Mona Lisa que ni confirma, ni desmiente y deja a la persona perpleja analizando mi reacción y/o barajando la idea de que quizás mi coeficiente intelectual es similar al del calabacín.

4-Entro en pugna conmigo misma para evitar devorar todo lo que haya en la mesa, lo cual no debería ser demasiado complicado ya que suelen ser pasteles y yo soy más de salados pero es que en cuanto a la comida y a la televisión soy igual: si me aburro me lo trago todo.

5- Los invitados se despiden con tanto afecto como si me conocieran de toda la vida deseándome toda clase de parabienes para el viaje, para mí, los míos, etc.
Los que hablan de la frialdad de los alemanes o bien no saben lo que dicen o no han estado en el sur. Yo nunca he tenido quejas del trato, les entienda o no siempre es exquisito y hay una frase que dice que la risa no tiene acento extranjero. Es verdad.


Küsschen/Küssle (besito)


Comments:
Excelente retrato de una situación un tanto incómoda. Y en cuanto a lo de exótica, seguro que sí dada la mentalidad teutónica.
Un beso.
 
hasta q no te tragues el cassette de 'Herr Mayer' como hice yo, no vas a arrancar con el aleman...
(por cierto, que gran verdad cuando has dicho q con el aburrimiento uno se traga sin hacer ascos toda la comida y programas de television al alcance..)
kusjes (en flamencooooo)
 
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