Tuesday, May 29, 2007

 

Hola. Muchas gracias ¡Qué tenga un buen día!

A petición de Cristina cuento un poco mis impresiones y experiencias en la jornada electoral del domingo (que Dios confunda) aunque quiero primero hacer un flashback.

Un amigo inglés me decía que lo que más le llamaba la atención de la vida en España era lo poco que la gente decía "gracias". El, acostumbrado a una cultura en la que se agradecen y se disculpan todo el tiempo, al principio se tomó el asunto como algo personal pero uno acaba siendo de donde pace y " When in Rome... do as the Romans do", acabó por adaptarse a la costumbre hasta que su hermana, en una visita que le hizo, le afeó su conducta.

Michael Douglas en una película de Joel Schumacher de 1993 (Falling down- Un día de furia) interpretó a un hombre corriente al que, desbordado por la mala educación de la gente, le da un siroco, se pone violento y rifle en mano se dedica a demandar más educación a la gente que es antipática y desagradable por sistema. A medida que avanza el metraje se va descubriendo que en realidad este señor está desequilibrado y hay que pararlo antes de que organice una calamidad ya que, por mucha mala sangre que se vaya acumulando a lo largo del tiempo, uno no puede ir solucionando sus problemas amenazando a la gente aunque la gente cuerda de la película se haya deshumanizado tanto. Cristina es sabedora también de la cruzada que tengo emprendida ( perdida de antemano y que me va a costar que de aquí a final de curso no me hable nadie) para que cuando digo "hola" me respondan al saludo y que no se me queden mirando con cara de pez.

El domingo, así desayunaba, decidí que iba a ser amable, pero no amable de "muchas gracias por su compra" y le regalo una sonrisa-mueca por gentileza de nuestro supermercado, sino a ser amable, amable de verdad y no solo a los que conociera por cuestiones de vecindad sino a todos, T-O-D-O-S.

A mi buen humor inicial ayudó que vinieran mis padres y mi abuela a verme un momentito:
-Ponte bien guapa- me dijo mi abuelica el día anterior -que te va a ver mucha gente-
Y ahí estaba mi abuelita, besándome sin parar, hinchada de orgullo como si la alcaldable fuera yo porque su nieta estaba en una mesa.

Como vocal me tocó, entre otros menesteres, el de anotar el nombre de los votantes en una lista y era por tanto la última persona a la que veían en la mesa electoral y la que les devolvía su identidad simbolizada en su DNI.
Yo les devolvía su documento, les miraba a los ojos, les obsequiaba con una sonrisa sincera, un "muchas gracias, que tenga usted un buen día" e incluso a veces les hacía algún comentario elogiando algún artículo de su ropa, preguntando alguna cosilla a los ancianos... En fín, esas cosas.

Parece una tontería ¿verdad? Pues no podeis imaginaros los rostros de sorpresa que me devolvía la gente. Salvo un par de personas que me arrancaron el carnet de las manos sin mirar, prácticamente casi todos no podían evitar sonreir, algunos me deseaban no aburrirme mucho y muchos ancianos incluso me agradecieron el trato y alargaban el momento de irse buscando un poco de conversación.
La otra vocal y la presidenta de la mesa me miraron durante un rato como si contemplaran a un monstruo de feria. En un momento me dijo la presidenta:
-Esta bien que digas gracias a la gente, así ya no lo tenemos que hacer nosotras-
Así que incluso les liberé de lo que parecía ser una tarea muy desagradable.
Es posible que alguien piense que yo soy un poco "rarita" y "cursi" con el tema de la amabilidad pero puedo asegurar que hubo algunas personas que el domingo el único trato amable que recibirían sería el mio, el de una perfecta desconocida, gente solitaria que con sus palabras o su mirada agradecían profundamente ese resquicio de humanidad. Y no es por medallas, porque esa gente no me volverá a ver o no me reconocerá, sino porque yo me creo eso de "trata a la gente como te gustaría que te trataran a ti".

Personas que no sabían que tenían que hacer y andaban extraviadas en busca de alguien que les guiase. La presidenta de mi mesa decía con frecuencia:
-Fijate en ese pobre hombre no para de dar vueltas, no sabe a dónde ir- pero aunque no tuviera nada que hacer ella no iba a auxiliarle.

Recuerdo una anciana que vino a votar, la pobre estaba muy disgustada y se echó a llorar, no oí lo que dijo porque lo dijo en el otro extremo de la mesa pero al recoger su carnet, vi a aquella señora frágil, con sus ojos húmedos cubiertos por unas gafas que tenían un cristal roto, tan inmensamente sola y desvalida que me conmoví. Ella se marchó y al momento me puse en pie, la seguí, le pregunté si se encontraba bien y, aunque ni yo misma se porqué, le di dos besos. No dijo nada, me miraba como una cachorro al que acarician.
-Pobre mujer- escuché que comentaban vocal y presidenta cuando volví- también es mala suerte que se le muriera el marido hace unos días, la pobre no sabía ni como votar porque el marido lo hacía todo y aún tiene ganas de venir a votar hoy-
Esa era la mujer a la que fui a consolar sin saberlo.

No obstante, el día acabó como el rosario de la Aurora. No soy Santa Dalia del niño Jesús y cerrado el colegio electoral, el aburrimiento, la correción de exámenes cuando tenía cinco minutos libres, el cansancio de tantas horas junto con las prisas repentinas, la confusión, los malos modos de algunos interventores, todo el mundo exigiendo, demandando, protestando y ninguno echando una mano, la otra vocal tocándose la tripa y mi presidenta al borde de un ataque de nervios porque, como no sabía que llevar al ayuntamiento, ante la duda me hizo rellenar más actas de las que vea yo en toda mi vida y revolviendo todos los papeles que yo iba dejándo por otros lados hizo que acabara echándole un grito a un interventor de un partido que me dijo no merecer ese trato, echándole otro grito a la vocal que mientras permanecía como un buda fingiendo leer las instrucciones y me decía que me tranquilizara, diciendo por dónde se podía meter los 53.32 euros que daba la junta electoral a uno que me dijo que no me quejara por la suertaza que tenía por cobrar semejante cantidad.

Me fui a casa a las 11.30 de la noche maldiciendo y jurando que la próxima vez prefiero que me metan en la carcel los 14 a 20 días con los que me amenazaba el librito de instrucciones. Total, el resto de las presas se parecerán mucho a parte del alumnado que tengo aquí y además tendré unos días sin preparar ni corregir exámenes que me sentarían estupendamente a mis deteriorados nervios.


Un abrazo de seda.

Comments:
Glorioso. Precisamente acabo de llamarte a ver cómo te había ido, pero casi me alegro de no haberte pillado en casa y haber leído este testimonio tan vivaz y a la vez tan analizado. Todo iría mejor si la gente tuviera como primera reacción la amabilidad en vez de la mala leche. Ojalá hubieras estado en mi mesa, en vez de las dos señoras que nos tocaron en suerte, que aún estarían mirando las instrucciones para ver si Jeff tenía o no derecho a votar, a pesar de llevar la tarjeta del censo y de estar claramente en la lista que manejaban, si no me hubiera puesto yo un poco chulica. Claro que ahí he de entonar yo el mea culpa: seguro que yo hubiera podido estar más amable con ellas, que bastante tenían con tenerse que pasar allí el día... ¡Cuánto me enseñas, guapa!
 
Dalia,

Muy ilustrativa y aleccionadora tu jornada cívica. Entre otras por dos razones: civismo viene de ciudadano y para ser ciudadano completo la participación en la vida pública de una sociedad es indispensable, el ciudadano tiene derechos al igual que obligaciones y cumpliste con una importante de estas últimas que es la que los más rehuyen.
Segundo, porque el ciudadano debe participar en política para serlo y política significa la búsqueda del bien común, que tú no sólo buscaste sino que generaste al hacer el acto democrático más humano con sonrisas, con dos besos y también con gritos, que son tan humanos como los otros dos gestos. Tú jornada me recordó la que yo viví del otro lado del Atlántico hace once meses y que fue cansada como una tanda de palos pero también fuente de satisfacciones. Un beso,

Rafael Barceló Durazo
México
 
Sin duda eres persona que por donde pasas dejas rastro, más bueno que malo. Me imagino la situación en el último acto. Por ahora me ido librando de esa tediosa tarea.
Pero coincido contigo en que hay que ir con la amabilidad por delante. Y a los interventores, !leña con ellos!
Besos.
 
Me llamó la atención lo que cuentas sobre la amabilidad. Aquí en México la cosa es muy distinta. El gracias y el por favor se dicen en todas partes, la amabilidad es la base para todos los intercambios cotidianos (aunque muchas veces sea sólo una formalidad).
 
Rut: Ya lo comentamos tú y yo pero es que todavía hay gente que piensa que una cosa es que "permitamos" que vengan extranjeros a trabajar aquí en un alarde de generosidad y caridad sin par ha cia ellos pero que pretendan opinar, votar o que tener derechos ya son palabras mayores.

Rafa: Yo también me acordé de tu post sobre las elecciones en México y tu postura cívica te honra y me admiró tu respeto y tu interés por lograr el bien común con tu gesto desinteresado y me quedó una duda. ¿En México es voluntaria la participación en mesa electoral? pero bien sabe Dios que al contrario que tú, yo estaba allí por obligación, no por devoción y que no era una experiencia que tuviera especial deseo en vivir además con el trabajo que tengo acumulado pero si toca, toca ¡Qué le vamos a hacer!

Yayo: No te creas, en el fondo soy un desastre, empiezo con buena voluntad las cosas y acabo como un gremlin.¡Ay!

Cuquita: Pues no sabes la suerte que tienes entonces, aquí hay gente que no te da las gracias ni aunque le salves la vida y saludar parece que les cueste dinero. También es cierto que depende del sitio, en los lugares más pequeños la gente es más entrañable y cariñosa mientras que en las grandes orbes la gente está centrada en sus cosas y hace caso omiso de los demás.

Bombones y besos para todos.
 
...Y pensar que cuando cumplí los 18 años deseaba que me llamaran para ser vocal o presidenta para ganarme unas "perricas" y vivir la experiencia... Ahora que me da igual es cuando me llaman.
 
¡¡Cuánta razón tienes Dalia!! En lo de la amabilidad, digo.
Los españoles somos muy simpáticos cuando queremos y de juerga los mejores, vale, ¡viva el tópico!, pero, en el día a día, somos cada vez más maleducados.
Seguro que alguién tuvo un buen día de elecciones gracias a tu sonrisa.
Un beso
 
También de acuerdo en cuanto a lo de la cárcel. Dando clases en la ESO desenvolverse en el ambiente carcelario será como pasear por un campo de amapolas, digo yo...
 
Yo tengo que reconocer que practicamente voy todos los días a la página de la RAE para ver si es que el problema es que han quitado la palabra "gracias" del diccionario... pero no, sigue ahí.

Saludetes.
 
Hace un par de semanas leímos un texto en clase de cuarto de Eso sobre la importancia de los saludos. Les hice una reflexión, que compartimos, sobre esa función fática del lenguaje que expresa que sabemos que estás ahí y que te tomo en consideración. Un simple saludo dicho con afecto es un punto de enlace, un puente de cordialidad. Curiosamente, mis alumnos estuvieron en Collioure, visitando la tumba de Machado, y una de las cosas que más les sorprendió fue la amabilidad y cortesía de los franceses. Siempre bonjour y au revoir. Se dieron cuenta porque por aquí, como dices, somos cada día más maleducados sin que nadie se dé cuenta hasta que alguien como tú muestra su ternura en una mesa electoral. Gracias por tu comentario en mi blog. Te seguiré porque me ha gustado el tono y la música de tu blog.
 
Qué triste que cada día la gente tenga menos modales. Ya no se dice gracias ni se es amable, ya no se ayuda a la gente que va perdida, ya no se cede el asiento a los ancianos, a gente come de cualquier manera y con la boca abierta...en fin.
 
Querida Dalia, te he elegido para reproducir hasta el infinito un meme. Es un juego que consiste en que en que en un post nos digas ocho cosas sobre tí. Y luego, como todos los memes, deberás reproducir esta invitación con 8 de tus amigos blogueros... ¿Cómo la ves??
Saluditos
 
Ay, que me he emocionao, y estoy aquí llorando yo sola como una tonta l'haba... (¿tendré las hormonas revolucionadas?) Pues tienes razón en lo de la amabilidad. Cuando estudiaba en la universidad, cada día decía un "Buenos Días" cuando llegaba a clase y no veas lo que me costaba que me respondieran, a veces lo tenía que repetir y todo! Pero habiendo gente como tú, aún hay esperanza :-)
 
pues chica que quieres que te diga con respecto a los buenos modales en Espana.. habiendo vivido en Francia, Espana es jauja! ... Claro que en comparacion con USA estamos a anos luz, seran todo lo falsos que la gente quiera pero da mucho gusto cuando te saludan y te hablan sin conocerte..
por cierto, hablando de miserias, te conte que la semana pasada hice una fiesta para los cabrones de mi curso de derecho americano y no vino nadie? Menudo planton.. la ultima vez que me paso algo asi fue cuando prepare una cena en Alemania para la china y no vino pq Dios sabe lo que le dije en aleman y Dios sabe lo que ella me respondio, pero evidentemente no nos entendimos ..
en fin.. sigo mirando tus blogs y luego me voy a pasar a los de Marujita que me parto..
cacaculopedopis
 
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