Saturday, October 06, 2007

 

Como un jarro de agua fría


Mal que me pese, ya no soy joven o no tan joven como antes al menos. Mi cuerpo acusa cada rocecito, cada pequeña corriente de aire, cada menudencia que antaño me perdonara. No somos nadie.




Nos hemos cambiado de piso en Teruel. Nuestros antiguos compañeros de piso son gente agradable aunque uno de ellos se baste y se sobre solo para acabar con la mitad de agua y electricidad de toda la ciudad y me resistía pensando en el mayor desembolso económico que supondría tener una parcela más de intimidad. El nuevo pisito de alquiler, sin embargo, nos enamoró; renovado, luminoso, acogedor, recién pintado... un caramelo, vamos, hasta traía extras que ni soñábamos, como ducha con hidromasaje. Cinco minutos nos costó tomar la decisión. Uno no duda en el amor a primera vista ¿no?



¡Ah! Pero hete aquí que tan atractiva apariencia nos aguardaba un secreto oculto. El agua caliente no funcionaba. detalle que apercibí una vez asaetada con las heladas agujas de agua. Salí aterida de la ducha con los dedos casi entumecidos.



-Esto funciona, lo que pasa es que no lo saben enchufar- dijo el fontanero



Un par de infructuosas y gélidas duchas más tarde, toquiteando botones el citado fontanero sentenció:



-Esto va a ser la caldera, hay que ponerle una pieza que vale un potosí-

-Pero si la caldera está nueva, estaba sin estrenar-

-Vamos a hacer un apaño, ustedes dejan caer el agua de la ducha unos 45 segundos y el agua saldrá caliente pero eso sí, no cierren el grifo ni para enjabonarse porque sino el agua saldrá fría de nuevo-




Probé esta nueva técnica al día siguiente con el temor que impone enfrentarse a la ruleta rusa. Y como pronosticó, cuarenta y cinco seguntos más tarde el agua salía caliente, hirviendo más bien, aparté un momento mi cuerpo para evitar quemaduras de tercer grado, lo justo para evitar ampollas y el agua caliente que pareció asustarse de mi brusco movimiento y desapareció para nunca más volver dejándome con todo el pelo enjabonado.


Varios experimentos infructuosos más tarde tuvimos al fontanero de nuevo como visita non grata. Hablaba de cambiar el grifo y escuchamos de su boca una nueva técnica para conseguir agua tibia; esta vez debíamos tener abiertos totalmente tanto el grifo del lavabo como el de la ducha sin cerrarlos ni un segundo para enjabonarnos. Me aterrorizó pensar en la cantidad de litros de agua limpia que se desperdiciarían, sin contar la factura de agua que nos iba a llegar.


Sin éxito alguno, ya en la farmacia compré champú en seco para momentos desesperados.


Casualmente, ese fin de semana teníamos que ir a Alemania a asistir a la boda de un amigo de infancia de Peter. Bajo una tromba de agua que no tenía nada que envidiar a las tormentas tropicales llegamos empapados al aeropuerto. Sequé como pude mi pelo en el secador de manos del servicio de señoras sólo para comprobar un rato más tarde que los vuelos baratos carecen de pasillo que acceda al avión o autobús que te acerque al avión así que vuelta a la lluvia torrencial. Todo el pasaje estaba calado hasta los huesos una vez en el aparato. La sola idea de volar con la ropa mojada durante un trayecto donde no faltaría el aire acondicionado nos amedrentó a todos y aquel que tenía algo de ropa en el equipaje de mano se cambiaba de ropa discretamente en el avión incluso yo me quedé en sujetador en un momento para ponerme un jersey menos húmedo con la complicidad de la azafata que me tapaba para evitar miradas curiosas. Así sólo me vieron seis personas, muy divertidas por el acontecimiento, dicho sea de paso y este hecho invitó a más personas que decidieron tomar ejemplo organizando un strip-tease a bordo más o menos general.


Durante el baile el dolor de riñones me obligó a abandonar la fiesta. Una cistitis aprovechó de tantos días de agua helada y mojadina para apoderarse de las defensas de mi pobre cuerpo que ya tenía bastante luchando con un resfriado del cual, al día de hoy, todavía campa a sus anchas en mi garganta y en la de Peter. Eso sin contar la semana tan mala de dolores provocados por las incómodidades que proporciona mi género mensualmente.


Y todo por no tener agua caliente.


El fontanero aparentemente ha arreglado por fín el problema del calentador. Y la dueña del piso se siente tan culpable de nuestras aventuras acuaticas que este mes no nos cobrará el agua. Un detalle.

Una amiga me ha dicho a tenor de mis cosillas de salud:
-Chica, estás hecha un asco, yo que tú iría unos días a un balneario-
No quiero ver tanta agua ni de lejos.



Besos que quitan la sed atrasada de afecto



Comments:
Madre mía Dalica que aventuras te pasan, tenias que haber calentado el agua a fuerza de mecheros, cuando te pase otra vez dímelo que yo tengo anticongelante de los coches de sobra y te puedo dejar algo, jejeje


Un AbrazoooOOOOoooooOOOOOOoooo. Fran
 
jajajajaja, ains... dado a mi imaginación "constructiva/visual" no he podido dejar de dar rienda suelta a la carcajada, gracias!

pd. los cerditos vietnamitas (one-lin, two-lin & chuchu-lin) y yo (the writer) te mandamos un saludete, chao! jajajajaja
 
Ay ay ay Dalia, pero qué tremendo. El fontanero que se vaya a freír esparragos que quizá eso le sale mejor.

A mi me pasó algo parecido en todos los hostales de Bolivia, todas las duchas tenían una técnica complicadísima que o te dejaba a punto de la congelación o con el cuerpo con quemaduras grado 3.

Besos
 
Fran:
¿Anticongelante? Mira que eres. El café que te debo te lo voy a poner por champú.
A ver cuando renuevas tu blog que tanto criticarme y seguro que tienes cosas que contar, aún estoy esperando que me cuentes las fiestas de tu pueblo con detalle.

Anonymous:
Te debo un mail, de hoy no pasa que te lo envio que me hizo mucha ilusión recibir el tuyo.
Y a ver cuando abres tu blog nuevo que tengo mucha curiosidad. Saludos a tus cerdos vietnamitas.

Cuquita: Tremendo tu último post, aún estoy con el shock del recorte de periódico.
Desde luego sabes como conservar a tus lectores.

Muchos besos a los tres
 
Qué dolor el agua fría, yo lo digo sin empacho que mejor añejo en mis propios jugos que andar torturándome con chorros de agua fría. Afortunadamente, no me sobran los escrúpulos. Un abrazo,

Rafael Barceló Durazo
 
Te comprendo. Yo lo de las duchas de agua fría lo llevo muy mal. Pero, inconvenientes aparte, me alegra que tengas un pisito tan agradable en Teruel.
Besos.
 
¡¡Suerte!!
Con los gremios y los asuntos de fontanería especialmente hay que cruzar los dedos, rezar aunque uno sea ateo, hacer magia negra si es preciso.
Lo dicho, ¡¡suerte!!

Y aunque es un tópico, no deja de ser cierto: mientras haya jamón...

Besos, guapa (que el agua fría te siente fenomenal)
 
No quería decir que te "siente" fenomenal.
Quería decir que el agua fría te "sienta" fenomenal.

Perdón.
Un beso.
 
Teruel es una ciudad muy cuca y acogedora. Creo que el carácter de la gente también es abierto. Yo soy aragonés aunque vivo cerca de Barcelona. Más de una vez he pasado por Teruel -que también existe- y he callejeado comiendo esas tapitas de jamón tan deliciosas que hacen de su pernil -para mi gusto- el mejor del mundo. Patriota que es uno... Me encanta tu estilo, cómo tomas la realidad y extraes sus ángulos absurdos y divertidos para hacernos sonreír a los que te leemos en la distancia. Es un don muy hermoso. Espero que estés mejor de tu cistitis y demás dolencias y que la ducha dichosa funcione de una vez. Un fuerte abrazo.
 
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