Wednesday, November 07, 2007

 

Más ración de pataleta (2º parte)

Cosas que uno aprende disfrutando de manera involuntaria de las instalaciones hospitalarias:

1- Un hospital no es un hotel
En todo caso es lo más parecido a un campamento.
Ni el primer día cuando pasaba del duermevela (provocado por los dolores, los vómitos, la pupa y la imposibilidad de encontrar una postura cómoda con tanto chisme adosado al cuerpo) a una fase más profunda del sueño me libré del ritmo marcial de enfermeras, celadores y limpiadoras desde las siete de la mañana. Un-dos, un-dos, termómetro, un-dos, un-dos, toma de tensión, un-dos, un-dos, limpieza de la habitación, un-dos, un-dos, adecentamiento de mi cuerpo a base de jarra de agua tíbia y esponja, etc.

2- Todo lo que quieres preguntar a tu médico sobre tu estado de salud sólo se te ocurre una vez que este ya se ha marchado.
Pero de todos modos da igual porque tal como se explica tampoco entiendes del todo que es lo que ha dicho. Ya te puede decir que sufres las siete plagas de Egipto que te quedas igual que estabas.

3- El pudor desaparece para siempre
Con todas las sesiones de médicos que llevo este año y la estancia en el hospital en la que me he dejado vestir y desvestir, limpiar, lavar, duchar, toquitear, escudriñar y demás. El hecho de ir todo el día en pelota picada salvo por el camisón (deferencia del hospital) y las diversas aventuras que se derivan de uso indiscriminado de sondas y cuñas. Los paseos al retrete en pareja o trio para llevar conmigo colgando suero, calmantes y drenaje han conseguido que me desaparezca la verguenza. Me podría desnudar en mitad de la calle ahora mismo. Tanto me da.

4- Hay que ver lo que disfruta la gente hablando de comida cuando tú lo tienes prohibido.
Pueden decir lo que quieran del suero, ni alimenta, ni quita el hambre. Con una prohibición de no comer en tres días cada vez que venía al celador que venía a cambiarme el suero lo veía rodeado de patatas fritas. Al mismo tiempo, los visitantes de mi vecina de habitación no paraban de hablar de jamón y de cómo hacer una buena conserva de mermelada ¡Qué tortura!
La primera sopa, que probablemente es la cosa más sosa que he probado en mi vida, fue como un regalo.

5- Cuando dicen que hay que restringir las visitas lo dicen por algo.
Que nadie se lo tome a mal. Me alegré mucho de ver a mis compañeros de instituto, me hizo sentirme muy acompañada y querida pero el primer día estaba tan atontada que no me acuerdo de casi nada de lo que hablé, era el día perfecto para que me hubierais interrogado de mis secretos más ocultos o dónde oculté el cofre del tesoro. No me tengais en cuenta si no respondía a estímulos externos.

Lo digo, sobre todo, por las veces en que el bullicio del pasillo atestado de personas dando grandes voces nos empeoraba los dolores de cabeza o por el día que el médico nos dijo a mi compañera de cuarto y a mi que teníamos que, perdón por lo escatológico, expulsar aire del cuerpo si queríamos evitar una sonda. Ese mismo día mi vecina recibió decenas de visitas. Yo siempre he tenido problemas para liberarme de los gases y tanta afluencia de gente en la habitación era muy molesta por la falta de discrección. Si yo estaba incómoda no quiero pensar cómo estaría ella.

6-Lo desconocido en un hospital aún da más miedo.
Todo instrumental quirurgico en una bandeja es susceptible de aterrorizar. Y cómo muestra un botón:
Llegó el momento de tener que quitarme el drenaje. Ver como sale un tubo de plástico de tu cuerpo es algo curioso y pensé que tal vez sería un proceso molesto pero cuando empezaron a quitarselo a mi vecina de cama esta empezó a gritar que no podía soportar el dolor y a llorar amargamente. El cuerpo es sabio y aparentemente el suyo cuando se encontró unos días con un cable pensó :"Esto que cuelga debe ser mío" y la piel se adhirió al plástico. Ante el sufrimiento de la paciente las enfermeras desistieron de quitarselo a la espera del médico, se volvieron hacia mí que para entonces estaba acurrucada en mi cama con todos los pelos de punta y la enfermera me dijo:
-Bueno, te vamos a quitar a ti el drenaje-
-¡NO!
-¿Cómo que no? Tenemos que extraerte el drenaje-
-Ni hablar, ¿Con lo que acabo de ver pensais quitarme el drenaje? De ninguna manera-
-¿Y qué vas a hacer? ¿te lo vas a llevar puesto?-
-Pues mira, sí, si es necesario me lo llevo a casa-
-A ver, razona un poco, ha venido una enfermera conmigo, tú le cojes de la mano y te tranquilizará-
-De acuerdo-
La otra enfermera se colocó a un extremo de mi cama, me dió la mano amorosamente mientras su compañera se aproximaba a mi cuerpo que estaba en tensión.
-No me aprietes la mano tanto que aún no te hemos tocado el drenaje- oí que decía la enfermera-
-Perdón, son los nervios-
La otra enfermera me apremiaba para respirar hondo, me preparé para el tirón, dolió pero fue sólo un momento, era como sacar un arpón del cuerpo. Me relajé, sólo entonces oí que la enfermera decía:
-¿¿¿¿Pero quieres dejar de arañarme????-
-¡Uy!Lo siento-
La estaba arañando y ni era consciente de estar haciéndolo.
-¿Ves?-dijo la primera enfermera triunfante -Ni has gritado-
-Es que yo no soy de gritar cuando estoy asustada, yo soy de arañar-
-Eso ya lo he visto-protestó la segunda enfermera que salió de la habitación visiblemente molesta.

9- Más temibles que los enemigos son los comentarios bienintencionados.
Este punto es bastante polémico y ha provocado amplio debate con los amigos a los que he expuesto mi opinión. No obstante, es mi opinión personal sobre una necesidad personal, o dicho de otro modo, soy un poco rarita, cuando estoy mala soy muy tiquismiquis con los comentarios de la gente y me vuelvo antisocial. Me voy a quedar sin amigos.

Parto de la base de que nadie habla con mala intención, soy yo, la receptora del mensaje la que estoy a la defensiva y me tomo a mal frases que en cualquier otra ocasión me pasarían desapercibidas. Una selección de ejemplos:
Ejemplo A: -Siempre te queda el in vitro- (eso es dar ánimos y lo demás tonterias)
Ejemplo B: -¿Ahora te duele? Eso no es nada, ya verás cuando se te sequen los puntos- (¿Has venido a animarme o a hundirme?)
Ejemplo C: -Yo tengo una amiga a la que le paso lo mismo que a ti dos veces- (¡Qué bien!¿entonces puedo repetir?)
Ejemplo D: -Seguro que te vuelves a embarazar enseguida y en pocos meses te volvemos a ver en el hospital- (Tengo una raja de 20 centimetros, ni siquiera sabía que estaba embarazada y aún no he asimilado lo que me ha pasado. No tengo ninguna prisa por volver al hospital)

8-Si quieres dormir bien hazte tú mismo la cama.
No dudo del buenhacer y el mimo de las enfermeras pero sólo tú sabes dónde y cuánto te duele. A mí, la enfermera, tan encantadora como bruta, me ponía todos los días una injección en la tripa como el que le pone una banderilla a un mihura y dejaba tras si unos minutos de escozor y una marca delimitando el territorio dónde había aterrizado su proyectil. Cuando ella me mostró cómo injectarme yo misma en casa me advirtió: -Se te harán moraduras seguro-
Pues no, yo lo hago con cuidadito y ni se han vuelto a quedar marcas, ni me quedo resentida durante unos minutos como entonces.


9- El tiempo es relativo salvo en un hospital, allí es terriblemente lento.
Es taaaaaaaaan aburrido estar en el hospital que cuando me dijeron que si todo iba bien me darían en alta cinco días que decía a todos los que me preguntaban que estaba muy bien me propuse no protestar nada, no pedí analgésicos y puse excusas un día que tenía fiebre para que devolvieran la libertad lo antes posible.
Justo a tiempo, el esparadrapo del corte me estaba provocando una alergía y el torso se me llenó de molestos granos pero era libre, ¡¡¡libre!!!
Ahora estoy cautiva en las manos de mi familia que no me deja hacer nada. No importa, como en casa no se está en ningún sitio.



Un masaje de besos

Comments:
¡Vaya colección de horrores! Creo que cuando tenga que ir a un hospital (algún día llegará...)recordaré tu descripción que podría ir firmada por un discípulo de H.P. Lovecraft. Uf. Realmente estremecedor, aderezado con gotitas de humor. Me alegro que todo haya pasado ya y que estés en casa. Por cierto, aquel comentario que oíste sobre a alguien que le pasaba lo mismo dos veces es de lo más espeluznante que has escrito. Lo dicho, estamos contigo en tu convalescencia. Tomátelo con tranquilidad. Todo volverá a la normalidad y seguro que todo irá bien. Un abrazo con zumo de mandarina.
 
Querida Dalia, deberían darte un calmante después de escuchar todas las opiniones bienintencionadas. Ahora lo importante es recuperarse. Luego se pensará en todo el abanico de opciones que existen.

Me encanta que de algo tan triste y tan difícil hagas una caracterización tan simpática. La vida tiene esos lados y son pocos los que deciden reirse un poco a pesar del dolor.

¿en serio 20 centímetros de tajo?

Besos desde México, con chile, limón y sal... uy.
 
si ante tanta calamidad derrochas humor, debes ser tremendamente melodramática en las risas ;-)

me encanta tu estilo!

buena convalecencia

besos con lágrimas dulces de risas
 
Joselu: Esperemos que no tengas que ir al hospital, nunca se sabe, hay gente con salud de roble.
Si en el fondo todos son muy amables allí, todos los que trabajan allí saludan, sonrien y tienen palabras amables que ya es más de lo que nos encontramos en la calle y es de agradecer.
Lo único malo es el hecho de frenar de golpe tu agitada vida de la que llevas las riendas y de pronto no ser independiente y sentir tu propia fragilidad.
Gracias por los buenos deseos. Mmmmm, zumo de mandarina, ¡Qué buena idea! siempre es bueno tomar fruta de la estación.

Cuquita: Tienes más razón que un santo. Ahora tengo la mente bloqueada, ni puedo ni quiero tomar ahora decisión alguna. Ya se andará.
Sí, 20 cms, lo medí con el metro (Dios mio, tengo que hacer algo con este aburrimiento, fíjate en lo que me entretengo en hacer).
Chile, limón y sal ¡Qué rico! Tendrá que esperar, me encanta el picante (aunque no tanto como a los mexicanos, me temo) pero ahora me hace toser y me tiran los puntos.

Zinquirilla:
No te creas, en general a nadie le gusta la gente que se queja asi que mi preocupación y mi pena las guardo en privado y para mis amigos de paciencia de santo Job.
Además hay tantísima gente a la que les pasan cosas muchísimo peores que me parece minimizar sus vidas lamentándome tontamente pero eso no quita que saque un poco el lado tonto para reirme yo también de esto y lo comparta con los que amablemente me haceis el favor de leerme. ¡Qué no quiero espantaros!

Besicos cariñosos para los tres
 
Pues sí, mucho mejor que ese diario que pensaba regalarte para que mataras tu aburrimiento. ¿Y privarnos de estos posts con los que sólo tú sabes deleitarnos? Sé que igual no suena bien cuando estas hablando de una experiencia tan dura, pero sabes que me encanta esa visón que sabes darle a todo lo que te ocurre. Por cierto, tanta miel,limón y demás, recibí un correo de esos que odio y que si no reenvías te expones al peor de los destinos, pero que tenía una frase que me encantó y que podía ser tuya: cuando la vida te traiga limones... pide tequila y sal.
Besos
 
Dalia, ¿has visto lo que te dice Cuquita?
Son justo las palabras que ayer yo te decía vía móvil, ¿recuerdas?
"Ahora lo importante es recuperarse. Luego se pensará en todo el abanico de opciones que existen."

¡Qué curioso! ¡Qué próximos son a veces los sentimientos de personas que ni conocemos y que están a tantos kilómetros!
Tan lejos y tan cerca.
Y en cambio, a veces, algunos de al lado no tienen ni una idea ni una palabra un poquito sensible.

¡¡Veinte centímetros!!
¡¡Cómo te pasas!!
 
Nunca he pasado por tu situación, pero no me cuesta trabajo ponerme en tu lugar.
Menos mal que todo pasa y llegará el momento en que lo recuerdes como un mal trago y ya. Fíjate con lo reiente que es todo y ya eres capaz de hacer chascarrillos.
Yo tengo el umbral del dolor muy lejano, aguanto muchísimo, no es mérito propio, es un don.
Pero hay algo que me resulta más difícil de pasar: las analíticas de sangre. Lo paso mal, no porque duelan sino porque me da cosilla.
La última vez la enfermera que me estaba pinchando me recordó la necesidad de que respirase, porque la tenía contenida y ya iba por el color morado claro. No me había dado cuenta con los nervios.
Cuando salí Lemes me preguntó si me habían dado bofetadas en la cara, ya que la tenía llena de futuros moratones.
Fue cuando me di cuenta de que me había estado pellizcando con la mano que me quedaba libre, eso al tiempo que contenía la respiración.
Soy un poco gallinacea para eso
 
Yo creo que la mejor manera de recuperarse de cualquier cosa es reirnos un poco de nosotros mismos. Me encanta como lo haces, eres una maestra en eso.

También estoy convencida que las cosas pasan por algo, en el momento en que tienen que pasar, aunque a veces no entandamos muy bien porque suceden.

Tómatelo un día a la vez y si tienes ganas de llorar, hazlo sin tratar de hacerte la fuerte, que para algo dios nos dio las lágrimas.

Recúperate pronto y descansa mucho de esos monstruos que llenan tu cotidianidad (o sea, tus alumnos, jeje)

Por cierto, una dona simpson, es un tipo de dona que están vendiendo aquí en México. Tienen un glaseado color rosa que a mis hijos les fascina. Se llama así porque Homero Simpson las consume.

Saludos.
 
yo soy una cosa, y un caso perdido...
 
Primor: Lo curioso es que yo de adolescente no tenía diario por temor de que me lo cotillearan en casa y ahora cuelgo mis aventuras y desventuras en la red. Lo que son las cosas.
Gracias por tu visita que fue de lo más entretenida y por los DVDs, hacen mis horas más cortitas.

Cristina: Pues sí, Cuquita y tú coincidis en sentido común. Os tengo a las dos por mujeres inteligentes. La sabiduría no distingue distancias.
Y sí, desconfiada, 20 centimetros, sino me crees te lo demuestro el día en que vengas a disfrutar de mis cajas de galletas a cambio de un ratito de tu siempre grata compañía.

Mila: ¡Qué curioso! así que aguantas el dolor y casi te arrancas el brazo cuando te ponen una inyección. ¡vaya! A ti hacerte donante de sangre te costaría la vida con tanto susto. Yo también soy un poco cobardica. Ahora tengo que ponerme una inyección todos los días en la tripa yo sola y me la pongo, eso sí, no sin antes perder el tiempo media hora y hacer grandes aspavientos. Menos mal que no me ve nadie.

Viviana: Así que eso era una dona simpson... claro, ahora lo entiendo.
Gracias por el consejo. Lo cierto es que es una gran verdad lo que dices de vivr al día y no darle más importancia que la de ir curandome, que ya se verá lo que sea porque como empiece a darle vueltas se me pone una rábia y una furia que me amarga y tampoco gano nada con eso.

Otra vez a viajar al olvido: ?????

Besos con chocolate caliente para todas que por lo que se ve a través de mi ventana parece que hace frio.
 
Jo,y yo soltándote el rollo....
Bueno,pequeñuela,por aquí si que hace frío...Ah,tenemos la cena el 20 de Diciembre (no se te ocurra volver!!!!).Besicos con jamón y vino de la tierra.Carmen
 
Querida Carmen:
¡Qué tonta eres! Agradecí las visitas porque todas ellas estaban cargadas de buena voluntad y además todos fuisteis muy discretos y ninguno alargó la visita demasiado pero la tuya fue especial porque se notaba tu preocupación, tu caracter bueno y tu sonrisa siempre presta y además me trajiste el gato de peluche para que me hiciera compañía (no se si mi vecina lo agradecería tanto por los maullidos que da si se le aprieta) y porque sino es por ti Peter ni come ese día porque como todavía estaba con el susto en el cuerpo y no quería irse de la habitación y dejarme sola.
Pero ¿Por qué teneis tantas ganas de que no vuelva con las ganas que tengo yo de volver que me aburro como una ostra aquí?
Muchos besicos Carmen para tí y reparte unos cuantos en el departamento.
 
Hola!
Perdón por no haberte dejado un comentario antes (el otro día, lo tenía escrito y todo, pero sucedió un imprevisto y...bueno, en fin).
Que me alegro de que estés mejorcilla (aunque convaleciente) y de que te tomes la vida con tanto sentido del humor. Si yo tuviera que llevarme tres cosas a una isla desierta una de ellas sería las ganas de reirme, porque sin ellas no se puede ir por la vida.
Muchas gracias por los comentarios en mi blog. Y ya sabes, aprovecha que ahora tienes tiempo para escribir esa historia que tienes en la cabeza. Y mímate, mujer :-)
Besos,
P.
 
Me estoy poniendo al día de tantos desaguisados. Afortunadamente bien resueltos. Obviamente me has recordado mis vacaciones hospitalarias de abril pasado por aquello del apéndice reventado. Y sí, firmaría todo lo que dices, con la debida especificidad de género. ¡Pero se encuentra uno tan bien luego...! Recupérate pronto.
Besos con perfume de alcohol de romero (que es con lo que me daban friegas a mí).
 
Hola Dalia

espero que prosigas bien tu convalecencia. muxísimas gracias por escribirme, además doble: respondiendo por aquí y en mi blog.

me gusta muxo el cine y me encanta que te intereses por Montgomery Clift.

Si quieres un subidón de alegría, jeje, pásate, en algunas fotos estaba tela de wnorro, jaja

muxos besicos!
 
Paco: Me alegro de saber de ti, siempre es un placer pasar por tu blog y ver tus preciosas fotos de Viena y tus posts.

Yayo: Me alegro que hayas disfrutado en Chile y que hayas tenido ocasión de conocer otros bloggers porque a fuerza de escribirnos acabamos siendo todos como una gran familia.
Gracias por los ánimos aunque en mi caso no se si me pasará como a ti cuando dices "que uno se encuentra tan bien luego". Los dolores y las molestias pasarán y no digo que no lo supere porque lo haré, pero saber que me he tenido que operar de urgencia de algo que se podía haber evitado desde hace meses porque cuatro médicos (cinco si soy rigurosa con la verdad) no hicieron correctamente su trabajo no me hace sentir bien. Casi me duele más la decepción y la ira que los puntos. Ya veremos. Necesito paciencia y más tiempo.

Zinquirilla: Por supuesto que volveré por tu blog a ver que nuevas cosas me desvelas del mundillo hollywoodiense.

Abrazos que curen cicatrices como aceite de rosa mosqueta.
 
Post a Comment



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?